La gran virtud que tiene el marketing es que, además de comunicar, puede persuadir. Tiene la capacidad de hacer pasar por apetecible, o incluso imprescindible, a ojos de un cliente, cualquier producto o servicio.

Marco Aurelio (Roma, 121-180) además de un todopoderoso emperador, fue un filósofo. Como buen representante de la escuela de los Estoicos, abogaba por valorar las cosas en su justa medida, despojándolas de todas esas connotaciones que la imaginación o el deseo (hoy añadiríamos “el marketing”) puede instalar en la mente:

Cuando un objeto aparezca a la imaginación como muy estimable hay que examinarlo interiormente, considerar su valor intrínseco y despojarlo de todo aquello que puede darle una dignidad ficticia.

Los ejemplos que pone el propio Marco Aurelio son expresivos: “cuando se nos presenten a la mesa exquisitos manjares y otros alimentos, puedo perfectamente decirme: esto es un cadáver de pescado, aquello un cadáver de pollo o de cerdo; aquel vestido de púrpura no es más que un tejido de lana vieja de oveja. En cuanto a los placeres del amor, solo son un contacto de cuerpos, un friccionar de nervios, que produce espasmos y excreción de la materia espermática

Lo que Marco Aurelio propone es un ejercicio mental que, realizado en sentido inverso, puede ser interesante para los estudiosos del marketing. Tomando como punto de partida el valor meramente intrínseco de un producto (un pollo o un tejido de lana), se debe dotar a ese producto de esas connotaciones que lograsen crear en el consumidor que se trata de un exquisito manjar o de un precioso vestido. Por ejemplo, si pensamos en un vestido como un simple trozo de tela, a partir de ahí podemos añadirle virtudes y hablar de los beneficios que puede generar a una posible compradora (elegancia) o de la rentabilidad que tiene por su precio, o la exclusividad de la marca, etc.

De lo que se trataría, en definitiva, es de dotar a ese producto de lo que el mismo autor llama “una brillante apariencia de seducción peligrosa”. Y de eso, quien más sabe es el marketing.

0 comentarios de “Lección de márketing por Marco Aurelio

  1. Josep Sanvisens dice:

    Muchas veces compramos cosas y realizamos acciones para cubrir necesidades, que solo son tales necesidades, porque las hemos creado nosotros para satisfacer emociones. Por ejemplo cambiamos de coche, cuando el que tenemos funciona perfectamente, pero nos gusta otro modelo mas moderno. Tanto es así que podemos llegar a inventar justificaciones una vez pasada la acción, como: Ya tenia muchos años, a partir de ahora hubieran empezado los problemas de reparaciones, no era cómodo para viajes largos etc.
    ¡Y pensar que nos puede ayudar a no caer es esta trampa, nada menos que Marco Aurelio!
    EXCELENTE ORFEO ¡MUCHAS GRACIAS!

    • Orfeo dice:

      Así es, Josep. ¡Hay tantas cosas que debemos aprender de los clásicos! Me alegro que te gustase el post

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