“El oráculo le habló así: «Cubre tus ojos Cadmo y sal por cualquier puerta, toma la dirección a la que te dirija esa puerta y cuando veas una vaca, síguela sin cesar hasta que cese su camino. Entonces funda tu casa allí, porque esa será tu tierra».

Como le había indicado el oráculo, anduvo a tientas y por azar fue a dar con la puerta que salía hacia el Sur. Salió Cadmo por ella y en efecto se le cruzó una vaca. La siguió sin descanso, pues la vaca no paró de andar en tres días, y su corte que le seguía languidecía exhausta. La vaca finalmente murió de cansancio y Cadmo supo que esa era su tierra y allí fundaría su nación.

Allí vio una fuente cercana y dijo a sus hombres que trajeran agua. Pero un dragón mató a algunos. Cadmo mató al dragón.

La diosa Atenea le dijo entonces: “Planta los dientes del dragón esta noche y verás nacer de ellos cientos de fieros guerreros”.

Cadmo hizo lo que se le indicaba y al llegar la noche plantó los colmillos. La tierra inmediatamente se quebró y de ella nacieron los espartanos. Al poco de nacer, los guerreros comenzaron a luchar, matándose entre ellos. Cuando quedaban pocos y débiles apareció Cadmo y luchó contra algunos, venciendo a dos de ellos, quienes acabaron convirtiéndose en sus mejores hombres y más fieles compañeros.”

Este cuento mitológico de la Antigua Grecia sirve para introducir dos ideas interesantes en la gestión de grupos humanos: la UNIDAD y la DIVERSIDAD .

Igual que todos los guerreros espartanos provenían del mismo sitio, la madre tierra, todos los integrantes de un grupo de personas deben partir de una igualdad de condiciones, es decir, a todos ellos se les deben dar las mismas oportunidades (UNIDAD).

Asimismo, igual que cada guerrero va demostrando su distinta valía y capacidad para la lucha, en un grupo humano se debe reconocer esa DIVERSIDAD y premiar a cada uno en función de sus méritos.

Del equilibrio de ambos conceptos, UNIDAD y DIVERSIDAD , surge el grupo perfecto.

0 comentarios de “Lección de gestión de recursos humanos. El ejemplo de Cadmo

  1. Josep Sanvisens dice:

    Gestionar equipos de personas requiere una gran habilidad, estoy convencido de que no tiene límite y por eso siempre se puede aprender más.
    Tratamos con seres humanos. TODOS tienen sus intereses, sus inquietudes, sus sentimientos, sus emociones, podemos juzgar resultados y acciones. No podemos juzgar personas.
    Por otro lado la necesidad de ser justo obliga a reconocer y a calificar con ecuanimidad las aportaciones y la actitud, de CADA UNO. Las personas de un equipo han de saber que se espera de ellas y que pueden esperar ellas de sus líderes que les dirigen.
    EXCELENTE LA IDEA DE UTILIZAR ESTE CUENTO MITOLÓGICO.

    • Orfeo dice:

      Me parece muy acertado, Josep, lo que dices. Si todas las personas de un equipo supieran de antemano lo que se espera de ellas (y no un mero resultado), seguro que darían lo mejor de ellos mismos. Ya desde pequeños funcionamos con retos.

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