Ese es el número de intentos que necesitó Sir James Dyson para desarrollar el modelo de aspiradora que se ha convertido en el que mayor beneficio por ventas genera en todo el mundo.
Le llevó 15 años y prácticamente todos sus ahorros y patrimonio desarrollar su invento, pero su persistencia y determinación dio sus frutos.
Recientemente en una entrevista que le realizaron decía lo siguiente:
“Construí 5.126 modelos de mi aspiradora antes de dar con el diseño apropiado. Hubo 5.126 fracasos. Pero yo aprendí de cada uno de ellos. De ese modo es como pude llegar a la solución. Así pues, en modo alguno me preocupaba el fracaso. Siempre he creído que los niños en el colegio deberían ser calificados por el número de fracasos que son capaces de soportar, ya que ese es siempre el camino hacia el éxito.”
Y en otro momento de la entrevista afirmaba:
“Nos enseñan a hacer las cosas del modo correcto. Pero si quieres lograr algo que otros no han logrado, has de hacer las cosas atreviéndote a equivocarte. El fracaso te hace adentrarte en caminos inexplorados, y es ahí donde las grandes soluciones aparecen.”
Pero sin duda, su gran lección venía en su última respuesta. Ante la pregunta de cual era la principal lección que había aprendido decía:
“Lograr grandes resultados puede requerir un largo periodo de tiempo en esfuerzo. Pero en nuestra sociedad actual solo se busca la gratificación inmediata. Admiramos el brillo instantáneo, el brillo sin esfuerzo. Yo pienso del modo opuesto. Debemos admirar a la persona que persevera, que recorre el camino necesario y finalmente llega a su objetivo.”
¡Que gran lección de este increíble triunfador!
¿Cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a realizar 5.126 intentos para hacer realidad nuestros sueños?
Tal vez ha llegado el momento de tomar nuestros reveses y fracasos como lo que verdaderamente son: los peldaños que necesariamente hemos de ir subiendo para lograr nuestros más anhelados resultados.
¡Empecemos a poner intentos encima de la mesa!