Uno de los escenarios más habituales entre las nuevas generaciones de internautas es aquél en el que un joven, seducido y entregado a las posibilidades de los juegos informáticos, deja de lado el mundo real y pierde el interés por su parte social. Preocupante.

Ese caminar hacia el aislamiento conlleva un acelerado sentimiento de molestia profunda sobre cualquier indicio de intromisión en su área de “juego” y, ni que decir tiene, con una interrupción del tipo que fuere, incluyendo la de sus padres diciéndole que la cena está servida, por ejemplo.

A continuación, va desarrollando una violencia en sus respuestas que también crece en intensidad con el transcurrir del tiempo y de su mayor ensimismamiento en sus batallas y competiciones interactivas, con y contra otros usuarios conectados en cualquier parte del mundo. Graves consecuencias las de crear mentes violentas.

Es una situación alarmante. Es un reflejo nihilista de una sociedad que no concede importancia al tiempo de relación directa, fruto de la irrupción masiva de las televisiones en los hogares de aquellos años sesenta y setenta en los que, todavía, era un mueble alrededor del que reunirse, pero que ya fue eliminando la conversación entre los miembros de una familia a cambio de conocerse de memoria los anuncios o los programas de la época.

De allí a la dependencia de la tecnología tan sólo han pasado un par de generaciones, pero es fundamental no perderse en ella, ya que todos estamos inmersos y, sobretodo, los más jóvenes. Si la llegada de tantos avances nos hace aislarnos a los unos de los otros y no reflexionar en el orden y disciplina que necesitan su propio uso, sólo preocupándonos de nosotros mismos y nuestro disfrute personal e independiente, seremos unas de las últimas generaciones en convivir…

Por muchos juegos de ordenador que hayan.

Se rumie.

0 comentarios de “Usuario: Yo mismo. Contraseña: Mi ego

  1. Josep Sanvisens dice:

    Mencionas un problema real y grave José Manuel.
    las nuevas tecnologías con internet, han revolucionado y siguen revolucionando el mundo, para bién en gran medida y para mal al mismo tiempo. Todo depende del uso que se haga. Una herramienta puede servir para construir o para destruir, todo está en la intención de la persona que la usa.
    Me pregunto si en las adicciones, especialmente de los jóvenes, no hay una caréncia afectiva o un trauma detrás que las ha favorecido. De lo que estoy seguro es de que no es feliz. Si tenemos el infortunio de tener un caso cercano, preguntémonos como podemos ayudar, no juzguemos a la ligera y no critiquemos ni condenemos.
    GRACIAS POR ESCRIBIR

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