Sería importantísimo conseguir transformar las excusas en algo positivo. Y hablo de los casos en que no nos ayudan dichas excusas a la hora de intentar algo, lógicamente. Son trampas de nuestra parte más conservadora o sedentaria del inconsciente. Son razones, razonamientos que proceden de barreras mentales de muy diversa procedencia, bien desde el cansancio físico mismo hasta la duda que una frustración ya existente genera sobre la posibilidad de otra más. El miedo, por seguir este último ejemplo, enmascara de manera firme las excusas como razones de mucho peso, convincentes frente a la inacción, pero son razones equivocadas pues permiten convertir en un deseo no suficientemente fuerte algo que, quizás, sea muy relevante o anhelado por nosotros.

Ver cómo podríamos darles la vuelta a esos enfoques paralizantes, a esos motivos que nos construimos para dejar de hacer cualquier cosa, es un punto harto importante para conseguir una motivación fuera de serie, una motivación sin excusas. Y por ello os invito a que las consideréis tal cual son: razones que no aportan nada razonable, paradójicamente. Me explico a continuación.

¿Os habéis parado a pensar si las mismas excusas con que os encontráis para no hacer algo son, probablemente, las mejores razones para hacerlo? Por poner un ejemplo fácilmente inteligible, ¿es razonable que una persona, por ejemplo un varón de 120 Kg de peso y 1’70m de altura, claramente obesa, se diga a sí misma que no necesita controlar su alimentación porque lo que más le gusta en la vida es comer? Evidentemente, no lo es. Durante un instante, ese que sucede antes de ingerir el pastel número seis, el placer inmediato puede dotar de cierta razonabilidad a su excusa para seguir engullendo, pero más allá no tiene valor real ni le conviene, pues muchísimas otras cosas se ven afectadas en su día a día por descuidarse físicamente. Repito, es una razón nada razonable.

Lo mismo sucede en cualquier otro momento en que nos dejamos engañar por nosotros mismos (en nuestro interior siempre lo sabemos…) y obviamos el campo de la acción, el de la generación positiva de actitudes o el de la producción de logros alineados con nuestras verdaderas prioridades.

Debemos interpretar los razonamientos implícitos en ese tipo de excusas porque, casi con seguridad, nos estén dando las claves de lo que sí debemos llevar adelante a la mayor brevedad, de aquello que nos hace falta en nuestras vidas, evitando la postergación a toda costa por cualquiera de esos motivos tan aparentemente razonables que, en su fuero interno, esconden los mensajes que nuestro subconsciente nos está enviando.

Puede parecer difícil de creer, mas es lo que sucede en un elevado porcentaje. Comprobémoslo con otro ejemplo de didáctica clara. ¿Alguien considera que es óptimo responder con violencia y agresividad a los niños en cuanto hacen una trastada o no nos hacen caso? Pues no es lo mejor, claro está, pero lo pensamos después del “pronto”, después de justificarnos con alguna excusa que se ampara en la falta de tiempo, en la conveniencia de métodos de otros tiempos, … Y cuando nos paramos y estamos más relajados, caemos en la cuenta que nuestras prisas o problemas han pasado por encima del mundo infantil, con otros parámetros y casi siempre mejores y sin maldad. La verdadera razón que nos auto convence de que lo hemos hecho bien, “como toca”, es otra excusa más que nos está avisando para revisar con mejor criterio nuestro proceder y acabar encontrando las verdaderaras razones que nos motivan, esas que nos dejamos en el tintero cuando escribimos demasiaso deprisa.

Apliquemos con más asiduidad el convertir las excusas en razones de peso, en positivo, pues estudiarlas de verdad nos permitirá ser sinceros con nosotros mismos. Entonces, ¿ excusas o razones ? Yo prefiero siempre buenas razones a las excusas.

2 comentarios de “Tú decides: Excusas o razones

  1. José Manuel dice:

    Estimado Josep:
    Muchas gracias por tus comentarios, siempre tan acertados y tan bien tamizados por tu saber y tu sentir.
    Respecto al tema de hoy, recalco que soy un convencido creyente de que necesitamos darles la vuelta a las excusas como si de calcetines se tratara, ya que son la otra cara de lo que debemos hacer. Y merece la pena ser conscientes de eso para poder explotar las virtudes escondidas en ellas.
    Gracias y un fuerte abrazo.

  2. Josep Sanvisens dice:

    José Manuel. Has expuesto un importante punto de vista sobre las excusas que nos damos. Estudiarlas y ser sinceros, para a partir de las excusas encontrar auténticas razones. Hasta ahora no habia visto ninguna utilidad positiva a las excusas.
    ¡GRACIAS!

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