Siempre he afirmado que la habilidad más importante que hay que dominar para conseguir una sana sensación de realización personal es alcanzar maestría en el modo en que te comunicas contigo mismo. Las emociones que experimentas a lo largo de cada día dependen exclusivamente de ese importante factor: como utilizas el lenguaje, tu enfoque mental y el modo en que empleas tu fisiología. Esto quedo patente de una forma muy gráfica para mi, cuando una persona conocida, en una conversación que mantuvimos me comento: “José María, lo tengo todo para ser feliz, pero me siento un desgraciado”. Al principio, me sorprendió enormemente aquel comentario porque efectivamente aquella persona aparentemente lo tenía todo: una situación financiera realmente fantástica, una gran familia, una gran energía y salud,… Realmente bajo los estándares de la gran mayoría de personas disfrutaba de una vida realmente excepcional y maravillosa. Pero tras reflexionar por un instante, me di cuenta de que su problema era exactamente el mismo que ha afectado a muchos otros grandes triunfadores. Son personas que han alcanzado maestría en su capacidad de comunicarse con los demás, y por ello triunfan en sus negocios y carreras, tienen multitud de amistades, etc… Pero fallan estrepitosamente en el proceso de comunicación más importante, el que hacemos constantemente con nosotros mismos.

Esa es la razón por la que por ejemplo Elvis Presley ya no está aquí. Sabía comunicarse y llegar hasta tal punto a los demás que todavía hoy sigue siendo idolatrado por millones de personas. Pero llegó un momento en que la comunicación más importante fallo en su vida. No supo como comunicarse consigo mismo de manera efectiva. A mi amigo le sucedía lo mismo. Lo tenía todo, pero no sabía como utilizar su comunicación interior para hacer de todos sus éxitos una fuente de satisfacción interior.

Vigila siempre la forma en que te estás comunicando contigo mismo. Presta especial atención a las cosas que te dices en tu cabeza y al tipo de imágenes que estás creando habitualmente. Y si no potencian tus emociones positivas empieza a cambiarlas por un discurso y unas imágenes más positivas. El objetivo es que tomes conciencia de que lo que te dices y lo que ves en tu cabeza la mayor parte del tiempo condiciona de una forma tremenda tu estado emocional. La buena noticia es que todo eso lo controlas tu.

Toma el control y conviértete en un maestro de la comunicación interior: la realmente importante.

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