Cuando alguien ve un partido como el que disputaron Rafa Nadal y Roger Federer en Wimbledon 2008, no puede más que amar este deporte y desear que se produzcan más duelos como ese.
A lo largo de la historia ha habido grandísimos partidos, que han hecho que el tenis sea, por méritos propios, uno de los deportes más seguidos por todo el mundo. Son partidos que cautivan al aficionado por su dureza, su duración, su dramatismo y la lucha que muestran los jugadores.
“Es el mejor partido de la historia”, comentó John McEnroe, tricampeón en Londres en la década de los 80, en la retransmisión de la cadena NBC minutos después de que finalizara el partido. Su asombro ante lo acontecido fue la tónica general entre los que presenciaron boquiabiertos el histórico espectáculo ofrecido por Rafa Nadal y Roger Federer en la pista central del All England Club.
La trascendencia histórica del momento se vive intensamente al ver este vídeo :
Recientemente, en una entrevista radiofónica, Nadal desveló que la clave para ganar aquel mítico partido de 2008 estuvo en la derrota que sufrió el año anterior, en 2.007, en la final de ese mismo torneo también ante Roger Federer. En aquella ocasión estuvo cerca de conseguir el que hubiera sido su primer Wimbledon. Sin embargo, según él mismo afirma, su ACTITUD en el quinto y decisivo set se lo impidió. Al llegar al vestuario rompió a llorar pensando si habría desaprovechado la oportunidad de su vida de ganar el torneo de sus sueños. Aquéllo le sirvió para ganar al año siguiente aquella gloriosa final de 2.008.
Vale la pena escuchar de su propia voz lo que aprendió de aquella experiencia (minuto 10’30).
La entrevista completa no tiene desperdicio y da algunas claves de su éxito deportivo, que son totalmente aplicables a la vida. La podéis escuchar AQUÍ
Totalmente de acuerdo!
Ambos pasaban por su mejor momento físico y motivacional. Sin duda alguna los dos mejores de la historia de éste hermoso deporte, los cuales nos dieron la mejor final en el mejor escenario.
Nadal ganó ese partido gracias a una movilidad única, estando en su mejor condición física, mental, técnica, con hambre; que quizás no se vuelva a ver una actuación como esa porque implica un riesgo alto de lesión para cualquier jugador junto con una fortaleza física y mental única.