Todo el mundo ha vivido en más de una ocasión la experiencia de iniciar un nuevo proyecto u objetivo, disfrutando en esos instantes de una cantidad increíble de entusiasmo y motivación. Pero en muchas ocasiones vemos como ese entusiasmo y motivación iniciales tienden a desaparecer al poco tiempo de iniciar nuestro avance. Una vez se han de enfrentar los primeros obstáculos, o simplemente desaparece ese halo de novedad que tiene el proyecto, tendemos a perder la motivación para llevar adelante la tarea.
Es interesante reflexionar un poco para comprender porque sucede esto, y lo que es más importante, para establecer de que modo podemos detener y transformar esas emociones.
Podríamos decir por hacer una analogía que el patrón normal de las emociones humanas está basado en “valles y montañas”. El comienzo de todo proyecto conlleva generalmente una gran cantidad de entusiasmo y energía asociados. En esos momentos nos sentimos capaces de lograr cualquier cosa. Estamos repletos de optimismo porque generalmente solo enfocamos en los grandes resultados que conseguiremos una vez el proyecto esté completado. Como todavía no hemos iniciado la marcha, no vemos ni siquiera los obstáculos que deberemos enfrentar a lo largo del camino. Todo lo que vemos es el premio que vamos a conseguir. Y obviamente desde esa perspectiva es bien sencillo estar altamente motivado.
Pero una vez llega el momento de tomar acción, es cuando generalmente nos enfrentamos a la realidad que conllevará construir paso a paso ese objetivo. Es en ese instante cuando empezamos a tomar conciencia de que tendremos que trabajar duro y con constancia para llegar a nuestro destino. Empezamos a enfocar en toda la multitud de tareas, muchas de ellas pesadas o desagradables, que tendremos que completar para que nuestro proyecto se convierta en una realidad.
Y ese enfoque, obviamente empieza a pasar factura en nuestros niveles de motivación. Esta es la razón por la cual muchas personas afirman que después de esa fase de gran entusiasmo inicial, caen en una fase de cansancio, falta de confianza e incluso en ocasiones en estados de depresión.
¿Cómo podemos minimizar los efectos de esos ciclos que nos dejan carentes de motivación?
Quizás el punto más importante sea entender que las emociones humanas pueden transformarse de manera relativamente sencilla una vez que simplemente entendemos sus causas y podemos reflexionar sobre ellas. De este modo, la próxima vez que comiences a detectar que tu motivación por algún proyecto u objetivo se está evaporando, detente un instante y reflexiona acerca de cuales son los motivos que causan esa disminución de la motivación.
El simple hecho de dar ese “paso atrás” y pensar en las causas ya empieza a generar una dinámica positiva capaz de revertir todo el proceso. Si empiezas a comprender que en todo proyecto van a existir siempre esos instantes de “valles” en los que la motivación baja, y que eso es algo normal y parte del proceso, generarás la confianza necesaria para seguir avanzando y no abandonar.
Cuando entendemos esta dinámica de funcionamiento basada en “valles” y “montañas” estaremos preparados para aceptar como normales cada una de las fases conforme van apareciendo a lo largo del camino.
Otro aspecto muy importante de esos instantes en los que empieza a desvanecerse nuestra motivación es que nos van a servir para darnos cuenta de si realmente estamos persiguiendo un objetivo que realmente está en sintonía con aquello que queremos lograr en nuestra vida. En algunas ocasiones descubriremos que hemos perdido esa motivación porque no era algo que realmente estaba en sintonía con los objetivos que deseamos para nuestra vida, habíamos iniciado ese proyecto para contentar a otros, por inercia, etc…
Así pues, como ves, comprendiendo esta dinámica de nuestra naturaleza humana conseguiremos que incluso esos momentos de falta de motivación nos aporten algo positivo. Lidiar con altos y bajos emocionales es algo común a todas las personas. Lo importante es comprender que esas emociones no son algo que escapa de nuestro control, sino todo lo contrario. Si analizamos la esencia de esos instantes nos daremos cuenta de que generalmente hay una serie de causas y efectos que están actuando. Y con esas distinciones podemos comenzar a utilizar nuestras emociones de una manera positiva.
Acepta que es normal una bajada de motivación en algunos momentos y no te sientas mal por ello. Simplemente permanece preparado para cuando llegue el momento. Tómalo como lo que es: una parte natural en todo proceso de avance hacia un objetivo. Pero si mantienes un enfoque claro en el resultado y realmente tu objetivo está en sintonía con tus valores personales, pronto descubrirás que detrás de todo valle viene una nueva cima.
MUY BUENO LA INFORMACIÓN GRACIAS
Me parece una información muy completa que puede ayudar a muchas personas a saber qué hacer en caso de que la motivación desaparezca, y sobre todo teniendo en cuenta que la motivación es uno de los principales motores de las personas (en muchos casos), muy importante para seguir adelante y alcanzar el éxito.