De vez en cuando, me doy cuenta de que hay tres niveles a la hora de mirar las cosas; tres tipos de miradas que nos devuelven al cerebro la información diferentemente, según sea cada una de ellas.

Si se trata de la mirada superflua o inconsciente, las imágenes que nos llegan activan de manera subconsciente la memoria acumulada en nuestra experiencia y sólo actuamos mecánicamente, como dando respuesta automática al entorno y a las situaciones.

Si se trata de la mirada incisiva o consciente, el cerebro está acumulando datos concretos que nos impulsan a la acción controlada y voluntaria de algo que deseamos hacer, o bien de algo que se nos ha presentado sorpresivamente y centra nuestra atención de forma directa.

Y si se trata de la mirada penetrante o hiperconsciente, estamos tan concentrados en algo que pudiéramos decir que entramos en simbiosis con ello, que ocupamos un espacio mental diferente entre nosotros y lo mirado, un estadio que suele convertirse en campo de inspiración y creatividad.

Pues bien, si en este último caso es donde suele habitar la capacidad de enfoque, me gustaría advertir que su influencia, cuando hay realmente fijación por un tema, afecta a las otras dos miradas previas y las hace cómplices del progreso en todo momento. Haced la prueba o recordad momentos en que algo os ha copado el interés: ¿no parece que todo gire en torno a ello? Es un hecho que nos ha sucedido a todos en algún momento.

Es resultado de un buen trabajo mental o de una necesidad y, entonces, todas las armas que nos ofrece el cuerpo se alinean. La mente usa las tres miradas, los tres niveles de información en el mismo sentido y los resultados no se hacen esperar. Aprovechémoslo hacia nuestras metas y no sólo cuando se nos haga imprescindible por imprevistos.

(*) Fotografía : Icebergtz (Flickr)

0 comentarios de “Las tres miradas: Una clave para aprender a enfocar

  1. Josep Sanvisens dice:

    Si que podemos recordar haber vivido esta experiéncia. Aparecen elementos útiles, relacionados con aquello a lo que hemos dirigido nuestro máximo enfoque. Seguro que estos elementos ya estaban presentes desde siempre y la mirada penetrante hace que los descubramos.
    GRACIAS JOSÉ MANUEL

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