Mucho se habla en los últimos tiempos de la crisis. Incluso se habla de que existen varias crisis. Se habla de una crisis económica, una crisis social, política, institucional, incluso de una crisis moral.

Son muchas las voces que tratan de indagar en las causas o de buscar a los culpables de cada una de ellas. Sin embargo, muy pocos hablan de SOLUCIONES.

Tratando de encontrar alguna solución, a veces resulta recurrente acudir a la Historia. Es en entonces cuando advertimos que la situación que vivimos actualmente no es nueva. La Humanidad ha conocido a lo largo de su historia situaciones mucho peores que la actual.

Una de estas situaciones convulsas desde el punto de vista social y político se dio en la Grecia Clásica. En aquella ocasión, se produjeron situaciones de crisis sociales mucho peores que la actual.

Sin embargo, en aquella época se contaba con la inestimable ayuda de los sabios, de los filósofos.

Uno de los más grandes, Platón, dejó plasmada una solución que, bien entendida, puede ser muy útil hoy día. Se recoge en una de sus famosas Cartas, concretamente en la Carta VII, que es la respuesta que él da a los amigos y familiares de Dion (amigo y discípulo suyo
que compartía sus ideales políticos) para que siguieran la lucha contra Dionisio el Viejo y Dionisio el Joven, tiranos de la isla de Sicilia.

“Antaño, cuando yo era joven, sentí lo mismo que les pasa a otros muchos. Tenía la idea de dedicarme a la política tan pronto como fuera dueño de mis actos.

Al observar yo a los hombres que llevaban la política, así como las leyes y las costumbres, cuanto más atentamente lo estudiaba y más iba avanzando en edad, tanto más difícil me parecía administrar bien los asuntos públicos. Por una parte, no me parecía que pudiera hacerlo sin la ayuda de amigos y colaboradores de confianza, y no era fácil encontrar a quienes lo fueran, ya que la ciudad ya no se regía según las costumbres y usos de nuestros antepasados. Por otra parte, tanto la letra de las leyes como las costumbres se iban corrompiendo hasta tal punto que yo, que al principio estaba lleno de un gran entusiasmo para trabajar en actividades públicas, al dirigir la mirada a la situación y ver que todo iba a la deriva por todas partes, acabé por marearme.

Al final llegué a comprender que todos los Estados actuales están mal gobernados; pues su legislación casi no tiene remedio sin una reforma extraordinaria. Entonces me sentí obligado a reconocer que sólo a partir de la filosofía es posible distinguir lo que es justo, tanto en el terreno de la vida pública como en la privada. Por ello, no cesarán los males del género humano hasta que ocupen el poder los filósofos puros y auténticos o bien los que ejercen el poder en las ciudades lleguen a ser filósofos verdaderos, gracias a un especial favor divino.

Si entendemos “filosofía” como sinónimo de virtudes como sabiduría, moral o justicia, podemos concluir que la reflexión del gran sabio clásico es de plena actualidad: habrá crisis mientras no ejerzan el poder los más sabios, los más honestos o los más justos.

La otra opción que irónicamente proponía Platón es que, quien ejerce el poder actualmente, llegue a convertirse en sabio. Obviamente esta opción está descartada.

Deja un comentario