Todos tenemos la capacidad si realmente nos lo proponemos de convertirnos en grandes entusiastas. Y ciertamente el entusiasmo es uno de los elementos fundamentales cuando se pretende lograr cualquier objetivo. Para mi la mejor forma de modelar una actitud entusiasta hacia la vida es observar a los niños. Su entusiasmo es ilimitado, y saben descubrir toda la grandeza que se encuentra incluso en las cosas más sencillas. Su imaginación se encarga de transformar en algo mágico esa simple caja de cartón, ese pequeño juguete, o unas pocas piedrecitas que encuentran en el patio. Saben sacarle el jugo a cada una de las experiencias que viven, y lo hacen con una pasión y entrega absoluta.
Y en contraposición a esto, los adultos, en muchas ocasiones pensamos incluso que “eso del entusiasmo es cosa de niños”. Y nos dejamos contagiar con demasiada facilidad por esa corriente de pesimismo que se nos vende a través de los noticiarios. Dejamos que poco a poco nuestro entusiasmo vaya muriendo y creemos que los “normal” es esa actitud fría y exclusivamente racional ante cualquier situación.
Nada más lejos de la realidad. Los seres humanos necesitamos como “combustible” nuestros sueños. Y la chispa que enciende nuestro “motor” es una actitud entusiasta. Empieza a actuar con entusiasmo incluso si no te sientes especialmente entusiasmado. Ese “actuar como si” es uno de los mecanismos más poderosos para generar entusiasmo en nuestras vidas. Plantéate el objetivo de estar entusiasmado cada día, y conviértelo en una prioridad absoluta. Y en el proceso ve un paso más allá: empieza a contagiar entusiasmo a tu alrededor. Conviértete en un generador de entusiasmo allí donde vayas. Ilumina tu cara con una sonrisa y haz que tus ojos brillen. Da ese salto por encima de la media que se limita a “cubrir el expediente” en la vida, y conviértete en un ejemplo de lo que se puede lograr cuando uno hace aflorar un entusiasmo del máximo nivel.
Verás como tu día a día se transforma, a través de una actitud entusiasta, en una maravillosa aventura.
Si observamos las biografias de las personas que han realizado las proezas que más han influido en la evolución de la humanidad, no podremos encontrar ni una sola que no rebose entusiasmo y pasión.
Esta idea es igualmente válida para cualquiera de nosotros, por mucha capacitación o habilidades que tengamos, NO HAREMOS NADA sin entusiasmo y lo bueno es lo que nos dices José Ma., que podemos crear nuestro entusiasmo actuando con entusiasmo.
GRACIAS POR ESCRIBIR
Así es, Josep. Pocos son los obstáculos en cualquier proyecto que no puedan se superados cuando entra en juego la fuerza arrolladora del entusiasmo. Y no solo eso, sino que posiblemente se trata de una de las emociones que más fácilmente se contagian. Cuando una persona está realmente entusiasmada irradia tal magnetismo que es capaz de sumar fuerzas, recursos y aliados a su causa de una manera extraordinaria. Y desde luego, siempre sin excepción detrás de cada gran logro que haya hecho avanzar a la humanidad encontraremos a uno o varios entusiastas apasionados que fueron la fuerza motriz para que todo sucediese.
¡Muchas gracias por el comentario!