Intentando entender las transformaciones que están produciéndose por doquier y a velocidades de vértigo, me tentó el repasar un concepto que tuvo mucha repercusión en los años sesenta del XX (se le considera en la base del Mayo del 68 francés) y que conllevó todo un movimiento generalizado a todos los campos de la creación cuya influencia no ha sido suficientemente valorada, en mi opinión, por predecir un mundo con el que nos estamos encontrando medio siglo después.

Se trató del Situacionismo, de cuyo nombre renegaron sus creadores desde el mismo momento en que se constituyó la “Internacional Situacionista” y en buena lógica si nos atenemos a sus propios principios. Al margen de sus componentes política, de izquierdas neomarxista, y crítica, hacia el capitalismo como sociedad del espectáculo, siempre pertinentes en la intelectualidad de la época y ya trasnochadas, dejaron los orígenes de éticas tan importantes como las de la sostenibilidad, con el reciclaje por ejemplo, y las de la globalidad, tan vigentes y vívidas hoy en día.

Pero en el campo de las propuestas creativas fue donde su interpretación genuinamente pop en aras de otros logros más comunitarios derivó en los “happenings” (las situaciones construidas, precisamente, y de ahí su nombre) y éstos, a su vez, en un manera de entender las ciudades a través de las vivencias de cada cuál que me resulta muy atractiva y que considero, en la época actual, un modo indisoluble de las posibilidades que nos ofrece la red.

Y en ese mensaje quisiera hacer hincapié en este artículo, remitiéndome a un texto de un buen arquitecto húngaro, Constant, un hombre que pasó más de su la mitad de su carrera profesional intentando dar forma a una ciudad en la que el manifiesto situacionista pudiera convertirse en una realidad construida como cristalización de sus pensamientos. Y a mí es un urbanismo que me parece precioso:
“New Babylon, escribió Constant, no se detiene en ninguna parte (porque la tierra es redonda); no conoce fronteras (porque ya no hay economías nacionales), ni colectividades (porque la humanidad es fluctuante). Cualquier lugar es accesible a cada uno y a todos. Todo el planeta se convierte en la casa de los habitantes de la tierra. Cada cual cambia de lugar cuando lo desea. La vida es un viaje sin fin a través de un mundo que se transforma con tanta rapidez que cada vez parece diferente.”

¿Os suena de algo? Los visionarios no viven para verlo en muchos casos, pero es justo rendirles tributo. Su gran proyecto fue llamado “New Babylon”…¡qué grande!

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