Cuando se rueda una película de cine, existe un momento mágico que coincide con el instante en el que el director dice “¡Luces, cámara, ACCION!” Ese es el instante definitivo, el que genera que todo el proceso se ponga en marcha para lograr un resultado final extraordinario. De nada servirían los meses e inclusos años de preparativos del guión, de los decorados, del vestuario, la iluminación, la fotografía,…. si finalmente todo eso no se concentra en ese momento crítico de la ACCION.

Grabe estas palabras con fuego en su mente:
“Nada sucede hasta que algo se mueve”

Todo proyecto tiene ese punto crítico en el que deberíamos dejar ya de planificar y ponernos firmemente manos a la obra tomando acción.

Son innumerables las personas que tratan de tener un plan perfecto antes de dar cualquier paso. Y como la “perfección” no existe, nunca terminan de ver sus planes preparados, y jamás emprenden la acción que les llevaría a lograr sus sueños.

Por supuesto que está muy bien planificar, y yo soy un firme defensor de que una planificación adecuada es capital para lograr el éxito. Pero por encima de todo creo en la ACCION. Al principio de mis seminarios siempre suelo formular la siguiente pregunta: ¿De qué sirve la inspiración si no está seguida por la acción? La respuesta para mi es muy clara: absolutamente de nada.

Existe algo muy especial en el hecho de tomar acción. En ese instante ponemos a trabajar a nuestro favor el “mecanismo del éxito”: Solo tomando acción se pueden producir resultados. Producir resultados genera motivación. La motivación genera un aumento de la autoestima, y este aumento de la autoestima nos empuja a emprender acciones más poderosas. Y de este modo, el ciclo se repite de manera continua una y otra vez. La acción es el inicio de todo progreso en la vida. Constantemente me sorprende ver a personas lamentándose de no conseguir mayores resultados en sus vidas, cuando son las mismas personas que siempre hablan , hablan y hablan, pero que jamás emprenden una acción poderosa hacia sus sueños.

Descubre los “puntos críticos” de los proyectos que estés desarrollando en tu vida, y empieza a generar movimiento. Llega un momento en el que hablar, pensar, meditar, sopesar, valorar o preparar han llegado a un límite en el que ir más allá es perder el tiempo. En ese instante, ¡TOMA ACCION! Y recuerda siempre:

“Nada sucede hasta que algo se mueve”.

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