El principal problema para muchas personas en su vida, y la principal razón de por qué no están obteniendo la clase de resultados que desean, es la inercia que mantienen. Han estado manteniendo por tanto tiempo determinadas dinámicas mentales y determinados tipos de comportamiento a lo largo de su vida, que llega un momento en el que ven enormemente difícil cambiar.
Pero imagina que igual que sucede cuando un ordenador se queda atascado, los seres humanos tuviésemos también un botón de reseteado. Un botón que implicaría una vez pulsado, un nuevo comienzo ajeno a nuestros patrones de comportamientos pasados. De ese modo tendríamos la oportunidad de comenzar de nuevo forjando otro tipo de pensamientos y comportamientos mucho más capacitadores y positivos… ¿No sería fantástico? Tendríamos la oportunidad de “poner a cero” esa inercia arrastrada e iniciar un nuevo camino fuera de la ataduras de esa dinámica lastrada por todo lo que hemos hecho en el pasado. Comenzaríamos sin ningún tipo de prejuicio una nueva andadura mucho más en sintonía con lo que entendemos que es nuestro máximo potencial y nuestros verdaderos anhelos y aspiraciones. Sería realmente maravilloso, y sin duda, absolutamente liberador.
Por ello me pregunto, que si esto es así, ¿por qué no utilizar esta poderosa analogía para transformar realmente nuestra vida? Y si fuese posible a nivel mental, realizar este ejercicio y comenzar a desatar la mejor versión de nosotros mismos a partir de ese instante. Realmente lo único necesario para hacerlo es una verdadera decisión y compromiso de cambio. No existe nada que nos impida cambiar cualquier cosa que queramos de nuestra vida que dependa de nosotros si así lo decidimos… Es simplemente una elección personal. Tal vez, cualquier cambio positivo que deseemos implementar está simplemente tan cerca como pulsar imaginariamente ese botón de reseteado para producir un cambio instantáneo en nuestra vida.
Pulsemos de una vez por todas ese maravilloso botón para comenzar a mostrar al mundo la mejor versión de nosotros mismos.
Tu escrito me trae a la memòria casos de personas que han hecho un reset en su vida, con motivo de un acontecimiento que les ha supuesto un gran impacto, como por ejemplo un accidente, un principio de infarto, una pérdida brusca de sus posesiones, etc. Cuando tienen la fortuna de poderlo contar pasado un tiempo, casi todas coinciden en que, a partir de entonces, vieron la vida diferente. Dieron muchísimo valor a conceptos hechos o cosas a las que antes casi no prestaban atención, sienten unas ganas enormes de vivir intensamente cada minuto del presente, se preocupan menos, aman y agradecen en mayor medida, etc etc.
¿No valdria la pena de pararnos, pensar un poco y hacer un reset en nuestra vida, sin necesidad de que un acontecimiento traumàtico nos obligue a ello?
GRACIAS POR ESCRIBIR JOSÉ Ma.
También yo, Josep, conozco innumerables casos de personas que necesitaron que algo tremendo sucediese en sus vidas para comenzar a darse cuenta y valorar todo aquello realmente importante. Es tal la vorágine y la velocidad en nuestras vidas, que en muchas ocasiones no estamos siendo conscientes de que estamos focalizados en un montón de cosas intrascendentes mientras descuidamos todo aquello de verdad significativo. Y efectivamente, nada nos impide a través de un momento de reflexión el tomar conciencia en este preciso instante de todas esas cosas y hacer un “reset” en nuestras vidas para situarlas en primer lugar, cambiando todo lo que sea necesario.
Quien toma el tiempo de hacer esto, ha dado sin duda el primer y más importante paso hacia la verdadera realización.
¡Muchas gracias por el comentario y un fuerte abrazo!