Aunque dentro de una idea mucho más compleja, Aristóteles hizo referencia a la necesidad de planificar objetivos en la vida.

Fue para contradecir la teoría de su maestro, Platón, quien habló de la infinitud de las cosas.

Aristóteles, más realista y empírico, estableció que todo tiene un principio y, sobre todo, un final. El mejor ejemplo que encontró fue el de los objetivos o bien último al que las personas tendemos.

La cita es indicativa:

«Los que admiten la producción hasta el infinito no ven que suprimen por este medio el bien. Porque ¿hay alguien que quiera emprender algo sin proponerse llegar a un término?. Esto sólo se le ocurriría a un insensato. El hombre racional obra siempre en vista de alguna cosa, y esta mira es un fin, porque el objeto que se propone es un fin.»

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