Detrás de cada emprendedor hay una historia de valentía. Una historia que se inició con la firme determinación de llevar a cabo un proyecto empresarial y que tuvo su momento extraordinario cuando dicho proyecto se convirtió en realidad.
Pero ese proceso no fue fácil. Las mayores dificultades surgieron al principio, precisamente en el momento de tomar la decisión de ser empresario. Es entonces cuando aparecieron los primeros sentimientos de miedo.
En esos momentos difíciles, lo que salvó al emprendedor fue su VALENTÍA. Y es que, efectivamente, detrás de cada proyecto empresarial hay un valiente. Sin embargo, como no todas las historias son iguales, no todos los emprendedores son igual de valientes.
Es valiente el emprendedor que decide montar su propia empresa movido por un interés económico. Ganar dinero es el objetivo primordial de toda empresa. Por tanto, el que podríamos denominar como “emprendedor económico, el que busca exclusivamente dinero, es valiente. Pero no es el más valiente. Y ello, entre otras cosas, porque corre el riesgo de abandonar cuando ya ha conseguido ganar todo el dinero que quería.
Tampoco es el más valiente el “emprendedor con experiencia”, el que ya ha puesto en marcha otras empresas antes. Igual que el soldado veterano que mide perfectamente los riesgos, el empresario experto sabe hasta dónde puede arriesgar. Por tanto será valiente, pero no el más valiente. Su antagonista, el emprendedor sin ninguna experiencia previa, tampoco lo será. El desconocimiento absoluto de todos los riesgos, su feliz ignorancia, impide que sea considerado como el más valiente de todos los emprendedores.
Existen también proyectos empresariales que se llevan a cabo por una pasión. El ejemplo más característico es el de aquél que decide hacer de su hobby un negocio. Quien lo consigue es, además de digno de admiración, un ejemplo de valentía. Sin embargo, al igual que quien contrae matrimonio exclusivamente por enamoramiento, el “emprendedor por pasión” corre el riesgo de que esa pasión desaparezca y con ella el proyecto. Por tanto, tampoco éste será el más valiente de todos.
Hay otro tipo de emprendedor que podríamos denominar “social”. Sería aquél que decide montar su empresa por la repercusión que ello pueda tener en su entorno más cercano. En ocasiones puede buscar un determinado estatus o cierto reconocimiento de los demás; y en otras ocasiones puede que el factor determinante sea el miedo “al qué dirán si no soy empresario” porque, por ejemplo, “lo fue mi padre” o “lo son mis amigos” … o “lo he sido yo mismo toda la vida”. En cualquier caso, el emprendedor social es valiente. Es cierto. Pero dado que su motivación viene de afuera, de un factor externo tan subjetivo, no se le puede considerar como el emprendedor más valiente.
Si ninguno de éstos lo es ¿quién es el emprendedor más valiente de todos?
Sin lugar a dudas, el que podríamos denominar “emprendedor noble”. Aquél que no lo es exclusivamente por ninguna de las razones anteriormente expuestas, sino porque el proyecto que va a llevar a cabo es noble en sí mismo, en el sentido de que responde fielmente a los principios y valores básicos de su creador. Igual que alguien que creyese en el valor de la igualdad, no podría tener una empresa que discriminase a sus trabajadores por razón de sexo o raza, el emprendedor noble tratará de crear la empresa que se ajuste a sus principios más personales. Así por ejemplo, si su valor preponderante es la sabiduría y el conocimiento, deberá dedicarse a la enseñanza. Si estima el placer por encima de todas las cosas, podrá dedicarse a la restauración, por ejemplo. Si en su ánimo predomina el deseo de ayudar a los demás, podrá tener una empresa que cree muchos puestos de trabajo y en la que se otorgue la posibilidad real de progresar.
El emprendedor noble tratará de crear la empresa de sus sueños. La que, además de ganar dinero, tener una buena dosis de pasión y otorgue cierto reconocimiento, tenga su razón de ser en los valores primarios de su creador.
La empresa así constituida será noble. Y su creador será el emprendedor más valiente de todos.
Me ha parecido buenísimo y, además, me ha tocado la patata…
Gran post!!!