No tengas miedo si no te ayuda. Cuando el miedo no es un aliado, entonces se convierte en un enemigo atroz. Aprende cómo neutralizar tus miedos perjudiciales porque puedes.
No tengas miedo de tener miedo, en primer lugar. El miedo es una herramienta natural que nos pone en alerta y nos hace aumentar al eficiencia y la eficacia de nuestras acciones, bien sea por situaciones peligrosas o por causas de probabilidad incierta, pero la cuestión es que nos predispone a enfrentarlas con todo nuestro potencial o a decidir si es más aconsejable la prudencia o, incluso, desestimar la acción. El miedo es un catalizador y un escudo que el ser humano dispone y que deberíamos saber utilizar de manera positiva porque es positivo.
No tengas miedo cuando, en la medida de lo posible, sepas discernir si se te ha inculcado por efecto social, por patrones repetidos hasta la saciedad en general o por miedos de otros, cercanos a ti, que no han cesado de inculcártelos aun por la buena intención de protegerte. Deja que los miedos sean tuyos, cuanto menos, ¿no te parece? Una primera barrida mental debe ser realizada para desligarnos de aquellos miedos que no sean originales, que no veamos con claridad que nos nacen a nosotros. Y presta atención a este punto, dedícale un tiempo importante de meditación porque… ¡son casi todos los que tienes! Y no tienen verdadera razón de ser, pues.
No tengas miedo si éste te impide realizar lo que deseas (y sea ello algo bueno, es decir, que te mejore a ti o a tu entorno, lógicamente, y sin causar mal o dolor a nadie, que es importante acotar los supuestos en los que nos movemos). Cuando el miedo es una barrera para algo por lo que sientes poderosamente atracción, entonces estás dejando que tus propios miedos tengan más fuerza que tú. Y es algo que no puedes permitir por dos razones básicas; la primera es que dedicarías tu energía a crearte infelicidad, una labor que es la menos humana de cuantas existen y que, por supuesto, te va a originar frustración; y la segunda es la clave de este artículo y la feliz noticia que te traigo: puedes controlarlos.
No tengas miedo de enfrentarte a tus miedos porque no son una realidad externa a ti. Nacen viven y se desarrollan en tu cerebro. Nada más son producto de tu imaginario y de tu imaginación. Sí, sólo existen en tu mente. Tus miedos irracionales y perjudiciales son, paradójicamente, tú contra ti mismo. Y puedes decidir perfectamente, por muy difícil que te pueda parecer en alguna ocasión, quién va a ganar la partida cada vez porque tus pensamientos y tus sentimientos derivados son el campo de batalla. Cuando te des cuenta de que en ese juego las normas las pones tú, la mágica sensación de liberación y paz mental que te inunde será proporcional a la fuerza con que puedas atacar tus intenciones, tus propósitos y tus sueños.
No tengas miedo de tamizar tus miedos por tantos filtros desees y sean necesarios, y que tantas técnicas existentes ponen a tu alcance para neutralizarlos. Tales como adelantarte en el tiempo a sus peores consecuencias para adivinar que no pasaría nada si saltases por encima de ellos, por ejemplo, o como imaginarlos reducidos a cualquiera de las cosas que sueles dominar habitualmente y que tu mente acepte como fácil de realizar. Lee acerca del tema, por favor, (te aconsejo fervorosamente la parte que Tony Robbins y Joseph McClendon III le dedican a esta habilidad en su maravilloso libro “Desata tu poder ilimitado” y que puedes ver reseñado en nuestro blog. Lee, que con algún apoyo en cuanto a conocimientos y un poco de gimnasia mental estarás muy cerca de encontrar el modo y el “valor” (en el doble sentido) que atesoras.