Cuando se hace necesario que un niño mantenga una cálida temperatura durante las noches de las estaciones de frío, bien porque se mueva mucho mientras duerme y acabe destapado, bien porque se quite él mismo sábanas y mantas al encontrarse acalorado, una solución ingeniosa ha sido la de diseñar pijamas que incorporen la manta, de tal modo que no hay manera de que el niño sortee la protección y acabe enfermo.
Algo tan ingenioso y lógico, al tiempo, es una idea que pienso que podría extenderse a otras áreas, y más en concreto al mundo del desarrollo personal. Si tendemos a quitarnos de encima algunos mantos beneficiosos que por nuestra propia iniciativa o por la ayuda y consejo de otros sabemos que nos deben arropar, es momento de pensar en cómo fijarlos a nosotros de tal manera que no nos podamos despojar de ellos cuando nos sintamos un tanto acalorados o nos estemos moviendo de más en nuestra vida.
Propongo desde este atril un ejercicio de visualización y un compromiso derivado. Lógicamente, no existe un pijama-manta como tal para, por ejemplo, recordar que no merece la pena reaccionar airadamente ante una determinada situación, ya que es un desahogo que no suele mejorar las cosas después aunque te resulte liberador en ese instante, o que es preferible comer lo justo para saciarse y disfrutarlo de corrido a tener una digestión pesada por la gula del placer momentáneo que la ingesta copiosa proporciona. No existen esos uniformes, por supuesto, pero yo sí que tengo un punto de referencia adosado que me avisa, por así decirlo, y ya luego depende de mi fuerza de voluntad, de mis ganas de hacerme caso el que caiga en la cuenta de corregirme o enderezarme.
En mi caso, mi referencia-manta es el reloj de pulsera. Cuando quiero ligar alguna manera de actuar a mí, me enfoco en convertir mi reloj en una alarma. Es curioso, pero funciona. Lo ves y te avisa, notas su presencia, su peso, casi su tic-tac aconsejándote no desviarte de tu plan previsto cuando se hace necesario, y funciona en multitud de ocasiones. Con el paso del tiempo, nunca mejor dicho, se puede convertir en un apoyo para hábitos que te generarán mucho bien. Además, cada cual puede darle el valor y las capacidades que quiera a su recurso, sea el reloj o lo que fuere, pero debe ser algo que lleves a diario contigo.
Inténtalo y a ver si te funciona tan bien como a mí. Es una buena herramienta y una ayuda inestimable si realizas bien la visualización.
Ya me cuentas.