Te propongo realizar un ejercicio que es tremendamente poderoso. Lo diseñé hace años para incorporarlo en uno de mis seminarios, y cada vez que lo utilizo, los resultados son espectaculares. Si hay algo que nos cuesta especialmente a los seres humanos es cambiar todas aquellas cosas que por comodidad, pereza,etc… tratamos de evitar o posponemos. Pero generalmente son cosas que necesitamos cambiar si queremos llevar nuestra vida a un nivel superior, si queremos sentirnos verdaderamente plenos y realizados. Lo sabemos, pero a pesar de ello no emprendemos la acción necesaria para hacer que todas esas cosas sucedan. Y este ejercicio que voy a proponerte es una terapia de choque muy poderosa para romper esa inercia y ponerte por fin en movimiento.

Reconozco que la primera vez que hice yo mismo el ejercicio, me impactó de tal manera que transformó para siempre mi vida. A partir de ese instante me convertí en una persona orientada por completo a la acción, y rompí muchas de las barreas de comodidad que hasta ese momento me estaban impidiendo avanzar al ritmo de mi verdadero potencial. Deseo que tenga el mismo efecto en ti.

Coge dos hojas de papel. El ejercicio consiste en escribir dos obituarios.

En la primera hoja escribe el primero de ellos que es el que resumiría tu vida si continúas en la dirección actual, sin emprender acción y sin implementar todas esas mejoras y acciones que sabes que serían fundamentales para mejorar significativamente tu vida.

En la segunda hoja escribe el obituario que resumiría tu vida si comenzases a vivir tu vida a partir de este instante desde tu mejor versión. Dándolo todo a la vida. Dejando a un lado todos esos miedos estúpidos y toda esa falsa comodidad que te está impidiendo tomar acción en sintonía con tu máximo potencial.

Y cuando hayas terminado, toma conciencia de las enormes diferencias entre uno y otro. Porque ese momento llegará algún día. ¿Y no sería extraordinario que cuando llegue el momento, tu obituario sea como el de la segunda hoja?

Nuestra vida es como una melodía. Hasta hoy ya ha sonado una música determinada.
Pero de hoy en adelante todavía queda música por sonar. Y puede ser una maravillosa sinfonía.

Todo lo necesario para que suceda es transformar los “debería”, “tendría”, “me gustaría”,… en un ¡VOY A HACERLO! ¡VOY A HACER QUE LAS COSAS SUCEDAN! Y te garantizo que desde esa actitud, en ese momento, las cosas comenzarán a suceder.

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