Pocas veces en la vida se da una situación como la que aconteció en la primera jornada de la pasada Exposición en Elche de la 1ª Colección de INSPIRARTE, una de esas señales que indican que el camino escogido para aportar a la sociedad es el correcto. Fue una historia de amor que nos impactó.
Acabábamos de abrir las puertas de la misma y, tres minutos después, entró una pareja de jóvenes mujeres que se convertían en las primeras visitantes. Con todas las ganas por ser corteses y ayudar a entender lo que se ofrecía, una vez hubieron llegado hasta casi el final del recorrido me acerqué a recabar su opinión y a apoyar con datos el buen comienzo y la mejor impresión que parecía encandilarlas.
Cuando llegué a su altura, todo mi discurso quedó interrumpido ante las lágrimas de una de ellas. Estaba muy emocionada y una mirada cómplice con su compañera me hizo desistir y apartarme unos instantes. Me acerqué unos momentos después y, sin solución de continuidad, les dije que a mí también me habían conmocionado y nos fundimos en un abrazo. Era más de lo que podíamos esperar de todo este montaje y ese hecho aislado ya justificaba todo el esfuerzo realizado. No tardé en relatárselo a mis compañeros y la alegría común nos reconfortó, el Arte ayuda a la superación y la Superación al arte. ¡Magnífico!
Pero al día siguiente, justo al abrir la sala, estaba esperándonos la amiga que no había llorado con una segunda parte del guión totalmente inesperada. Quería regalarle a su compañera la lámina de la edición limitada de la obra que tanto le había emocionado.
Uno de nosotros atendió encantado su pedido, mas se quedó perplejo al oír que no podía esperar las tres semanas de producción a que por contrato nos comprometíamos, sino que la necesitaba ya: ¡no podía esperar tanto!, ¡su amiga podía no disponer de ese tiempo por una enfermedad fatal!
Consternado, Manuel le ofreció de inmediato dicha lámina, le regaló uno de nuestros libros y nos lo puso en conocimiento a continuación. Aquella jornada no se nos olvidará nunca. Nos quedamos todos helados y, al tiempo, con una cierta paz interior por haber permitido encontrar el detalle perfecto a una mujer que tanto amaba a otra y que quería expresarle, de nuevo y con su óptica, lo que tanto le había ayudado la tarde anterior:
“Lo esencial de la vida es invisible al ojo humano”
Lo que para una de ellas fue un consuelo por su constatación, para la segunda fue toda una declaración. No iba a dejar pasar la oportunidad de recordarle que Ella seguiría siendo básica en su vida aunque no la pudiera ver. Una historia de amor preciosa por la que sólo podemos agradecer al destino que nos haya premiado con participar pasivamente de ella.
Y a vosotras, queridas amigas, a las dos, nuestro cariño imperecedero como reconocimiento y gratitud. En el equipo de MÁXIMO POTENCIAL habéis dejado una huella imborrable y unas ganas inmensas de seguir, pues ya tuvimos claro que se había triunfado inequívocamente y a un nivel intangible desde el inicio.
GRACIAS por ser así de maravillosas y nuestros mejores deseos por siempre.
¡Bellísimo!, desde el fondo de mi corazón, ¡Muchas Gracias!. No cabe duda que Dios escoge a las personas para llegarles a otras, incalculable corazones a los que vosotros llegaís.
¡Conmovedor! Los comentarios sobran.
En este caso, pudisteis vivir presencialmente un efecto de vuestro trabajo.
¿Cuantas situaciones semejantes se habran producido y no lo sabeis, ni lo sabreis nunca?
¿Quien podria decir a cuantas personas habeis ayudado? ¡Imposible saberlo!
¡GRACIAS! ¡ÁNIMOS PARA CONTINUAR! ¡UN ABRAZO!
No todo se puede cuantificar en dinero y si fuese así, ¿cuanto valdría esta historia…?