El otro día, durante un café muy agradable, un antiguo compañero de colegio me esgrimía que consideraba tan “orteguianas” las circunstancias que nos rodean como las influencias que recibimos. Alguien podría objetar que son lo mismo, pero el grado de intención personal es diferente en ambos casos, pues si las circunstancias en general nos sobrevienen y se deben gestionar, las influencias, para que lleguen a ser tales, dependen de que las sepamos explotar nosotros.

Es por ello que me encantó el matiz diferencial que aportaba su comentario, todo y que no sé bien si se refería a eso exactamente, aunque me pareció intuir que sí. En cualquier caso, también podría servir en su versión más positiva: la de las influencias que generamos en los demás.

Si como decía antes, la predisposición y la voluntad de uno se demuestran fuertes y claras entre lo no controlable, entre la perenne presencia de lo circunstancial, desde donde nos alumbramos como individuos en progreso y dominamos nuestra vida navegando sobre incontables sucesos, hasta que nos es posible, lógicamente, pienso que ese devenir es el que nos enfrenta al espejo de los demás como posibles influencias. En ese sentido, es gratificante retener para nuestros adentros que todo tiene un sentido sucesorio en esas influencias que colaboran en convertir nuestro esfuerzo y lo mejor de nosotros mismos en un legado, sea del alcance que sea.

Por tanto, no dejará de ser cierto que nosotros somos nosotros y nuestras circunstancias, pero tampoco que lo somos junto a las influencias que sabemos captar de otros y somatizarlas como propias o, a su vez, las que generamos en los demás con nuestro ejemplo. Efectivamente, estimado Joaquín, aún somos más completos. Gracias y un abrazo.

Un comentario de “Somos nuestras circunstancias e influencias

  1. Josep Sanvisens dice:

    Somos nosotros y nuestras circunstáncias, pero lo que más importa es QUE HACEMOS con nuestras circunstáncias.
    GRACIAS JOSÉ MANUEL

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