Os paso este interesante artículo que ha escrito un amigo en su blog. Particularmente me ha gustado la distinción entre el concepto de eficacia y el de eficiencia.
SOBREPONERSE AL CONOCIMIENTO CON EFICIENCIA
Durante las últimas décadas hemos prosperado muchísimo con la ayuda de la sociedad del conocimiento, las TIC, los avances tecnológicos, siendo capaces de alcanzar un nivel de vida que era impensable. Gracias a nuevas herramientas y tecnologías, hemos logrado los objetivos que perseguíamos, pero a un elevado precio, sacrificando la eficiencia.
La sociedad del conocimiento en la que vivimos está agotada. Ha muerto de éxito. Nos ha permitido crecer tan rápidamente gracias a sus avances tecnológicos que, empeñados en obtener el qué, no nos hemos preocupado del cómo. Hemos perdido la eficiencia si alguna vez la tuvimos. Nos ha sorprendido su pérdida cuando aún estábamos soñando en un crecimiento continuo sin esfuerzo. Por eso nos es tan difícil reaccionar para salir no del estancamiento, sino de la gravísima recesión en la que estamos.
De esta saldremos con EFICIENCIA, primándola por encima de la eficacia buscada en los últimos años. Debemos migrar a la sociedad de la EFICIENCIA.
La eficiencia es fácil de definir, aunque difícil de poner en práctica. Consiste en obtener los objetivos buscados consumiendo la menor cantidad posible de recursos. Las empresas, pymes y autónomos hemos tenido que aprender en los últimos cuatro años a ser eficientes para poder sobrevivir. En cambio, el sector público aún no es consciente de la situación en la que nos encontramos. No han dado ni un solo paso claro hacia la EFICIENCIA. Y es que si hay algo claramente ineficiente en España esto son las Administraciones Públicas. No hay empleado público que no lo reconozca.
No hay que confundir eficiencia con disminución de recursos necesarios o recortes. No se trata de despedir personas, ni de bajar sueldos. Se trata de conseguir lo máximo con el mínimo de recursos, y esto no se consigue de un día para otro. Está muy relacionado con la cultura de la empresa o Administración, y todos los procesos de cambio cultural llevan tiempo. Pero lo que nunca empieza, nunca acaba.
No es una cuestión de partido político ni ideología. Las administraciones más cercanas, la regional y la local, todas ellas del PP, se han planteado objetivos muy elevados, pero sin actuar sobre la eficiencia de la administración. Es imprescindible apostar por proyectos tan estratégicos y emblemáticos como los que reflejan todos los días los medios de comunicación Gorguel, Ferrmed, Paramount, Parque Científico… hasta 16. Pero es más urgente poner en marcha un Plan de Eficiencia de las Administraciones Públicas, que rompa completamente las estructuras ineficientes actuales y consiga instaurar la cultura de la eficiencia en el sector público. Un gobierno como el regional muy dado a los Planes, se le olvida la parte más importante de los mismos: el seguimiento de su ejecución eficiente.
Es imprescindible poner en marcha un Plan de Eficiencia de las Administraciones Públicas que nos lleve a alcanzar todos nuestros objetivos estratégicos regionales de la forma más eficiente. Si no queremos gastar menos en recursos, si no queremos RECORTAR, necesitamos obtener más resultados. Y sólo hay una forma, cambiando de cultura, pasando a vivir en una Sociedad de la Eficiencia.
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