En muchas disciplinas y desde hace bastantes décadas, existe una máxima muy famosa que enunció un arquitecto alemán, Mies van der Rohe, que en un momento determinante del arte en general de inicios del siglo pasado sentenció: “Menos es más”.
Esta afirmación ha tenido una repercusión extraordinaria desde su enunciación, pues vino a abrir toda una sensibilidad que premiaba un gesto acertado, medido y muy sopesado frente a la abundancia de formas e ideas que, en muchas ocasiones, soterraban la mediocridad a fuerza de cantidad de decisiones, acciones o trabajos.
Pero algo tan esencialista y de tanto valor, fue dicho por aquel maestro que, tras muchísimo trabajo, había conseguido llegar a un lenguaje personal que era producto de mucho esfuerzo de investigación y de una elaboración de sus proyectos de extrema sutilidad por ser un conocedor profundo del mundo de la construcción.
Pues bien, mucho tiempo después se ha convertido en salvaguarda y excusa de aquellos que pretenden conseguir resultados alabables con unas pocas trazas que no contienen, ni de lejos, todo el empeño que el gran proyectista de la Bauhaus puso en su proceso de búsqueda artística. Y por tanto, se ha deformado su sentido inicial, ya que era significado de muchísimo esfuerzo, era un menos que encerraba mucho más.
La gente no debemos caer en la interpretación fácil, en la que nos ampara en menos sacrificio para obtener los objetivos buscados.
Debemos saber que eso sólo se puede afirmar tras años de lucha interior, de estudio y de ejercicio, sólo entonces lo que podemos ofrecer en un solo gesto es resumen de toda una trayectoria, entonces sí que pesa, entonces sí que pasa y menos es más.
Para el resto de los iniciados en cualquier área, desde aquí les digo que deben saber que hasta alcanzar esa maestría no dejen de tener claro que más es más y menos es menos, que si trabajan más, obtendrán más y viceversa, pues pudiera dárseles el caso, tal y como he venido detectando en múltiples ocasiones, incluyéndome a mí, que acciones menores han querido ser interpretadas como mayores bajo ese paraguas conceptual y, realmente, no son más que una excusa para limitar la dedicación a algo o muestras de conformismo con uno mismo y su talento desarrollado.
Es un mensaje positivo aunque suene algo duro. Espero que se me comprenda. Salud!
Si que se entiende José Manuel.
Es fácil caer en la trampa de buscar atajos, justificarse con excusas, e incluso querer autoengañarse.
Conseguir un objetivo deseado tiene siempre un precio, como dice una frase conocida, él éxito solo se encuentra antes que el trabajo en el diccionario.
Otra cosa muy distinta es pagar el precio o hacer el trabajo con tanto entusiasmo y pasión, que se puede convertit incluso en placentero.
Qué bien te explicas, canalla. Ese título, mezcla de pleonasmo, tautología y perogrullada, encierra una gran verdad. Yo creo que la culpa fue de Baltasar Gracián, cuando dijo aquello de «lo bueno si breve, dos veces bueno», que nadie fué capaz de decirle que lo bueno si abundante mucho mejor.
Disculpadme la broma y permitidme felicitaros la Navidad a todo el equipo de Máximo Potencial. Sed felices y seguid regalándonos pensamientos positivos.