¿Cuáles son los resultados de nuestras acciones? ¿Dependen siempre de nuestra voluntad?

Fue la típica discusión entre madre e hijo-adolescente. Hora de comer, todos sentados a la mesa y alguien cae en la cuenta de que falta la bebida.

Enrique- dijo su madre- ¿quieres poner el agua?

Él la miró un segundo con cara de intentar generar compasión, como queriendo decir: “¿por qué yo”. Al ver que su madre le aguantaba la mirada, él contestó con un inapreciable “sí” y se levantó resignado. Con toda la desgana del mundo se dirigió al armario donde debía estar la jarra. Lo abrió y… oh, sorpresa: alguien la había utilizado para otro menester. Enrique lo tuvo claro:

La jarra no está. No puedo poner el agua”- dijo mientras volvía a la mesa”.

Su madre lo miró fijamente y dijo:

Yo no te he pedido que pongas el agua. Te he preguntado si QUERÍAS poner el agua. Y tú has pensado y has contestado “sí”. Sin embargo, no parece que quisieras. Si ese “sí” hubiera sido sincero, seguro que hubieras encontrado la forma de poner el agua, aun sin la jarra… ¿Seguro que querías poner el agua, Enrique?

Él quedó en silencio, como abrumado por el argumento. Estuvo varios segundos pensando hasta que, de pronto, elevó la mirada y contestó: “SÍ”. Se levantó, cogió todos los vasos de la mesa y los llevó hasta el grifo. Allí, uno a uno, fue llenándolos de agua y llevándolos hasta la mesa.

Esta anécdota familiar es indicativa de algo que todos deberíamos tener muy presente: querer hacer lo que hacemos, es la clave de que lo consigamos. O mejor dicho, los resultados que obtenemos de nuestras acciones dependen de nuestra voluntad, es decir, de querer realmente conseguir esos resultados.

Cuando de verdad queremos hacer algo, no hay obstáculo que se interponga en nuestro camino. Nuestra voluntad busca fórmulas imaginativas para salvar cualquier contratiempo y acaba guiándonos hasta nuestra meta.

Por eso, la próxima vez que vayamos a hacer algo importante, deberíamos antes investigar en nuestra voluntad, en lo que nos mueve a hacerlo. Y una manera muy efectiva hacerlo puede ser plantearnos estas tres poderosas preguntas:

¿Qué voy a hacer?
¿Qué quiero conseguir con lo que voy a hacer?
¿Por qué lo quiero conseguir?

0 comentarios de “Los resultados de nuestras acciones dependen de nuestra voluntad

  1. Josep Sanvisens dice:

    Me has recordado la obra de Viktor Frankl El Hombre en Busca de Sentido. Quien tiene un porqué poderoso, siempre encuentra el como, por muchos inconvenientes y dificultades que surjan. Lo bueno es que el porqué poderoso lo creamos nosotros.
    GRACIAS ORFEO

    • Orfeo dice:

      Vaya comparación, Josep! Has citado uno de los 10 grandes libros de la reciente historia de la psicología. Gracias por la parte que me toca.

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