De entre todos los aspectos que confluyen en un proceso de sucesión en la empresa familiar, existe uno díficil de preveer: el factor humano. Son muchas las circunstancias que pueden influir en el desarrollo personal y profesional de las personas que dirigen la empresa y la forma en la que éstas se relacionan con los demás.
En muchas ocasiones, la relación más complicada suele ser la que se entabla entre el propietario-fundador de la empresa (generalmente el padre) y el sucesor (el hijo).
Las relaciones padre-hijo fue una de las constantes en la obra de Franz Kafka. Se ha dicho que la relación que mantuvo con su padre fue tormentosa por las continuas injerencias de éste en la vida personal de su hijo.
Así quedó plasmado especialmente en una de sus obras, LA CONDENA. Se trata de un relato corto, de menos de 30 páginas, que fue escrito de un tirón en una sola noche. El relato comienza con la historia de un autoritario padre, propietario de un negocio, que no quiere ser devorado por la fuerte energía juvenil de su hijo, quien en los últimos años ha estado al frente del negocio familiar.
La historia sin embargo es totalmente distinta cuando la cuenta el padre. Se trata de dos visiones distintas sobre una misma realidad empresarial. Como la vida misma.
¿Cual será la cierta?