Ayer planteábamos un ejercicio de lógica, mediante la siguiente adivinanza infantil:
“Un hombre que no era hombre,
viendo y no viendo a un pájaro, que no era pájaro,
posado en un palo que no era palo,
le tiró y no le tiró una piedra que no era piedra”
La solución a este acertijo es la siguiente:
El hombre que no era hombre, en realidad era un eunuco (esclavo sin derechos); que creyó ver a un pájaro, que en realidad era un murciélago; posado en una caña, al cual le arrojó, sin darle, una piedra pómez.
Los estoicos planteaban, hace más de 2.300 años, esta adivinanza a los niños para que desarrollaran por sí mismos, la capacidad de razonar lógicamente. Consideraban que la única manera de alcanzar la virtud era a través del saber. Y para ello debían buscar el conocimiento por encima de todas las cosas, salvando cualquier obstáculo. La lógica-inductiva fue uno de los métodos que utilizaban y que fomentaban ya desde la infancia.
Si has intentado resolver el enigma, habrás advertido su dificultad. Y a continuación, muy probablemente, te habrás sorprendido al pensar que un niño fuera capaz de resolverlo. Obviamente, eran otros tiempos. Tiempos en los que se fomentaba una capacidad de las personas que hoy, desgraciadamente, ha caído en desuso en la mayoría de las escuelas: que los niños aprendan a pensar por sí mismo, al margen de todo convencionalismo o dogma social impuesto.
Totalmente de acuerdo, Josep. Casi siempre tratamos de juzgar todo lo que nos sucede en base a nuestra experiencia. Eso no siempre es bueno. Muchas veces la experiencia está intoxicada por dogmas, prejuicios, influencias de otros, etc…que nos sustraen la capacidad de pensar lógicamente por nosotros mismos. Por eso decían los Clásicos que «la virtud del sabio es la ignorancia».
Es un buen ejemplo de que queremos resolver o interpretar lo desconocido basándonos solo en lo que ya conocemos, aquello que coincide con nuestros paradigmas lo aceptamos rápidamente y le damos un alto grado de certeza inmediatamente. A ver i pensar más allà, a salirnos de nuestros marcos, no estamos habituados y no lo hacemos facilmente. Quizás ser niño tenga la ventaja de tener una mente más abierta y menos condicionada.
Dicho de otro modo, la lección que puedo sacar de este ejemplo de la adivinanza es que creemos que pensamos, pero en realidad solo deducimos en base a lo que ya tenemos pensado desde hace tiempo.
GRACIAS POR ESCRIBIR