Para aquellos que no hayan visto esta magistral película, desde aquí insto a que lo resuelvan tan pronto como les sea posible porque es un verdadero deleite sentirse vivo y de pie, sentirse en casa poblando este magnífico planeta después de la fascinante odisea espacial que nos han regalado el mago Alfonso Cuarón y su equipo. Yo, al menos, jamás la olvidaré. Y el Cine, con sus no sé cuántos premios Oscar, tampoco.

Si algo me queda claro después de “Gravity” es que no estamos diseñados para el espacio exterior, y algo así de evidente y directo es tan revelador si se detiene uno a sentirlo y a sopesarlo que se produce como un amago de la consciencia al notar que estamos delimitados dentro del magno Universo… Los seres humanos tenemos un hábitat bien definido, maravilloso en su diminuta infinitud, con arco iris para todos los sentidos, que yo diría que es el mismo cielo, que ya estamos “en el cielo”, que la Tierra Prometida nos da cobijo desde siempre con su máscara magenta de Ave del Paraíso.

Sólo la curiosidad y unas ansias de superación increíbles, cuasi divinas, afirmaría yo, nos han llevado hasta el frío silencio ingrávido de ese magma de ondas-corpúsculo aparentemente inerte que es el mar cósmico, donde es posible la directa contemplación desde fuera de nuestro propio mundo, que quizás no será el único de los posibles en la inmensidad vacía del Universo, pero sí el que la Creación ha diseñado para nosotros. No concibe mi imaginación un lugar mejor. Observarlo extasiadamente, sintiendo la desprotección y la fragilidad del hombre en el espacio no hace sino confirmar, bajo mi punto de vista, dos tesis fundamentales que tanto me han costado constatar:
a) Dios existe y embarazó a La Madre Tierra de consciencia.
b) La vida es el mayor de los regalos de su Magisterio.

Muchas gracias, Alfonso, por realizar una “MagPelícula”: magistral, magnífica, mágica, un amago magno y magenta para la consciencia, un magma de imaginación y magisterio. Además, la historia de superación de su protagonista (Sandra Bullock como astronauta) es toda una lección de lo que verdaderamente anhelamos: ¡¡vivir!!

No hay nada más definitivo en el mundo de la inspiración que aproximarse a la ausencia del disfrute de los sentidos y del amor sentido, a la muerte, para encontrar el Máximo Potencial que cada uno de nosotros albergamos, ya que la Vida nos está llamando a gritos. Y sólo en la Tierra, gracias a su atmósfera azul de mar, nos llega el sonido…

Aprovecha este pequeño artículo para abrir tus oídos a ti mismo y no esperar a que una situación límite te haga reaccionar. Nota la gravedad de tus sueños y siente la gravedad de no cumplirlos.

Un pie en el suelo, luego el otro y a caminar. GRAVITY!

Un comentario de “Gravity. Un canto a la madre tierra

  1. Josep Sanvisens dice:

    No he visto la película, pero he vivido una experiéncia parecida en una noche de verano, serena, sin luna, tumbado en un prado, lejos de las luces y del ruido urbano, solo con la música del canto de los grillos en medio del silencio, del frescor agradable después de un dia caluroso y con los ojos fijos en la bóveda celeste. No creo que nadie pueda quedar indiferente ante una experiéncia de este tipo. Fué una sensación de grandeza, pequeñez, paz, calma, bienestar, todo mezclado. Para mi que soy creyente, fué en definitiva sentir la preséncia de Dios.
    GRACIAS POR COMPARTIR EMOCIONES JOSÉ MANUEL.

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