Jenofonte (431 a. C. – 354 a. C.) fue un historiador, militar y filósofo griego, conocido por sus escritos sobre la cultura e historia de Grecia.

Hay una obra de Jenofonte comúnmente denominada en castellano “Recuerdos de Sócrates” y universalmente conocida como “Memorabila”, que en su libro II tiene un largo diálogo de Sócrates consagrado a la educación de los niños.

La premisa fundamental de la que arranca es que todo niño debe educarse para dos cosas: o para mandar o para ser mandado.

La diferencia empieza ya a marcarse en algo tan elemental como la alimentación. El niño que es educado para mandar debe aprender a anteponer los deberes más importantes a la satisfacción de sus necesidades físicas. Sobreponerse al capricho de comer o beber lo que le apetece en cada momento; levantarse pronto y sin que nadie le despierte; responsabilizarse de sus obligaciones como los deberes escolares. Ningún trabajo por duro que sea debe asustarle. Debe superar el cebo que le tienden los sentidos. Quien no sea capaz de superar estos desafíos debe aceptar encontrarse siempre entre los mandados. Sócrates designa esta educación para el dominio de sí mismo y la abstinencia con el término “ASCESIS”, que es la virtud del hombre destinado a mandar.

    Ya en aquella época había críticas a la educación que se impartía en los colegios. Jenofonte observa que, aunque a los niños se les enseña muchas cosas en la escuela, a menudo se olvidan habilidades más básicas como dormir bien por la noche, superar la frustración de no encontrar en una tienda los artículos que se desean, etc.

La transcripción a nuestros días de los conceptos educado “para mandar” o “para ser mandado” (Jenofonte habla literalmente de gobernante o gobernado), sería la de educado para ser emocionalmente “independiente” o “dependiente”.

Deja un comentario