Existe un único elemento que es la fuente de la distancia en rendimiento que existe entre un aficionado y un experto. Y ese elemento es la DEDICACIÓN.
Erróneamente, muchas personas achacan al hecho de ser un “prodigio”, la consecución de grandes resultados. Nada más lejos de la realidad.
Según el Dr. K. Anders Ericsson, profesor de la Florida State University, y experto que ha pasado más de 20 años estudiando a genios y prodigios, cualquier persona que se dedique intensamente a algo con la mentalidad de progresar con cada práctica, terminará por convertirse en un absoluto experto en esa área.
Textualmente, él afirma en uno de sus escritos:
“Los grandes realizadores, no se mantienen haciendo las mismas cosas una y otra vez, sino que trabajan para conseguir mayores niveles de control en cada aspecto de su rendimiento. Esa es la razón por la que no encuentran el trabajo de sus prácticas aburrido. Cada sesión de práctica y aprendizaje están trabajando en hacer algo mejor de lo que lo hicieron la última vez.”
Así pues, la gran clave no está en cuanto se practica, sino en como se practica.
Para mejorar realmente en algo, no hay que mantenerse haciendo las cosas en las que uno ya es bueno, evitando las cosas que nos resultan más difíciles y complicadas. Ese es el error que condena a muchas personas a ser aficionadas toda su vida y no les permite llegar al nivel de expertas.
El nivel de experto no se le regala a nadie. Es fruto de un esfuerzo constante y dedicado, en base a producir mejoras progresivas en nuestro desempeño.
El aficionado, cuando algo ya le sale relativamente bien, se dice a si mismo: “Ahora que ya puedo hacerlo, voy a mantenerme haciéndolo del mismo modo.” Mientras el experto, continúa diciéndose constantemente a si mismo: “Siempre hay un modo de seguir haciendo cada vez mejor las cosas”. Y se enfoca en producir mejoras en cada una de sus prácticas.
Realmente lo único que te separa del punto en el que estás hoy hasta convertirte en un experto de primera línea mundial en el tema que desees es DEDICACIÓN.
Dedicación constante por hacer cada día mejor las cosas.
Dedicación para esforzarte el tiempo necesario hasta alcanzar maestría.
Dedicación perseverante con el compromiso de no creer nunca que has llegado, sino pensar que siempre hay nuevas cimas que alcanzar.
Con esa dinámica, hoy ya está más que sobradamente demostrado que cualquier persona, – repito: Cualquier persona- si está dispuesta a pagar el precio en DEDICACIÓN puede convertirse en un experto de primera línea mundial en cualquier área.
Genial! Actitud y esfuerzo constantes, teniendo claro la calidad v/s la cantidad del tiempo conducen a grandes resultados. Un autor que también desarrolla este tema de excelente forma es Dan Millman.
Ésta es la clave de todo. El 90% de lo que se consigue en la vida no es fruto de la genialidad, ni de la casualidad. La receta del éxito es tan antigua como sencilla: trabajo. Pero, eso sí, trabajo eficiente enfocado hacia la dirección correcta. Una vez en el camino, la clave es la dedicación, poner el alma en todo lo que se hace. No conseguirá los mismos resultados quien hace las cosas por cubrir el expediente, que quien busca la excelencia en cada acto.
Por si alguien no lo tenía claro…