“Todo lo que has decidido sobre ti está en juego en este instante” – Deepak Chopra

Cuando nos planteamos la administración correcta de nuestro tiempo disponible, es preciso entender que el Tiempo en sí no es nada sin nuestras acciones, que de lo que se trata a la hora de gestionarlo es poner en orden la serie de objetivos a perseguir que hayamos decidido en cualquiera de las áreas de nuestra vida, así como reflexionar acerca de cómo se distribuirán las tareas de que se compondrán cada uno de ellos. O sea, nuestro esfuerzo distributivo moldeará la “forma” del Tiempo. Y eso es así siempre, seamos conscientes o no.

Otro punto distinto y no siempre entendido es el de la “duración” entre cada unos de esos actos, pues podemos ser muy rápidos o muy lentos en realizar lo previsto, o podemos imprimir un ritmo de ejecución más alto o más dilatado a los procesos proyectados, es decir, dentro del Tiempo existe una cualidad cuantitativa inherente que nos unifica a todo lo existente en el universo, pero sólo es detectable para nosotros entre sucesos: si nunca pasara nada, si no hubiera en nuestra mente consciencia de los acontecimientos acaecidos y sus diferencias, el ser humano estaría incapacitado para detectar el paso del tiempo. Hasta el íntimo reloj de la Naturaleza. Por eso somos como somos: nuestro diseño es un escáner consciente de lo existente, la parte cualitativa que comprende la cuantitativa, todo y que ambas son las dos caras de una misma moneda.

De tal modo, considero que el aspecto cualitativo del Tiempo es la capacidad de albergar en su eterno lecho la diversidad de hechos que se suceden, y contemplados por el ser humano, y que el aspecto cuantitativo reside en la dicha duración de cada uno de esos actos y existencias, sean voluntarios (provocados por el ser humano) o producto de la inercia del movimiento implícito de la vida y sus circunstancias. Y es por ello que la Vida se confunde con cada una de nuestras acciones, que se crea en cada una de nuestras decisiones y que, por el mero hecho de nuestra presencia, es indefinible e imprevisible.

Queridos lectores, la vida puede contenerse en un instante por esos motivos, por tener dos lados y caber la posibilidad de movernos en el canto del papel, en el que se unifican tiempo modelado y tiempo pasante: ¡no es increíble! Nada puede tratarse independientemente, en realidad.

Es más, todo lo que has ido decidiendo en toda tu vida entra en juego en cada instante, como nos dice este maravilloso pensador, con lo positivo y lo negativo, pero lo realmente fascinante es que tenemos el poder de transcender lo aparentemente inevitable con tan sólo pensarlo y, además, si lo llevamos a cabo, las dos caras del folio estarán siendo escritas por nuestros deseos y sueños, el libro del Tiempo será nuestra historia.

Como habréis comprobado, quería arrancar mi intervención en esta parte dedicada a la administración del tiempo intentando facilitaros, desde mi punto de vista, la comprensión y la magia que encierra nuestra voluntad aplicada sobre el Tiempo. Ya sabéis, si me vais leyendo hace un tiempo, valga la redundancia, que tiendo a enfocar en modo generalista la entrada en cada asunto: no lo puedo evitar. Y por tal razón, el mejor consejo que conozco para administrar el Tiempo y el de más largo alcance es, sin duda:

CARPE DIEM!

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