-“Carpe…dieeeem…..Carpeee…dieeeeeeeeem…aprovechad el momento, chicos”, susurraba a sus alumnos aquel revolucionario profesor de la película “El Club de los Poetas Muertos”.
Fue en el vestíbulo del College, mientras veían fotografías de antiguos alumnos ya fallecidos. Pocos segundos antes, les había recitado estos significativos versos:
“Coged las rosas mientras podáis,
porque veloz el tiempo vuela.
La misma flor que hoy admiráis,
mañana estará muerta”
El sentido último que el profesor quería transmitir con esta idea del “carpe diem”, se contiene en una frase final suya:
“HACED QUE VUESTRA VIDA SEA EXTRAORDINARIA”
Esta escena ha pasado, por méritos propios, a engrosar la historia del cine con mayúsculas. Aquel lugar reservado a algunas expresiones artísticas que consiguen transmitir un mensaje superior.
Y es que difícilmente puede encontrarse una idea más poderosa: aprovechad cada segundo para hacer que la vida sea extraordinaria, que merezca la pena ser vivida.
Pero ¿y cuál es la vida extraordinaria? ¿cómo hacer que nuestra vida merezca la pena ser vivida?
Sin lugar a dudas, entendiendo la vida como un proceso de mejora continua, en el que cada día, cada hora, cada minuto, sirve para aprender algo nuevo. Se trata de empezar cada jornada planteándose el firme propósito de intentar ser mejor que el día anterior.
Mejor persona, mejor padre, mejor hijo, mejor pareja, mejor amigo, mejor profesional…
Para ello, esa aprehensión de conocimiento ha de ser necesariamente útil. Se trata de aprender cosas que nos sirvan para tomar buenas decisiones, que es el fin último de la sabiduría. Decían los sabios griegos clásicos que una de las virtudes que debía reunir el buen gobernante era la “eubulía”, o lo que es lo mismo, la capacidad de tomar siempre buenas decisiones. Y esa capacidad sólo se alcanza si previamente se han adquirido los conocimientos adecuados.
No es cierto que nuestra vida nos venga dada. Nadie nos prescribe el guión de nuestra vida. Somos nosotros los que tenemos la capacidad de elegir la vida que queremos llevar. Y reconociéndonos en ese proceso de aprendizaje ilimitado y de mejora continua es como lograremos vivir una vida extraordinaria. Así encontraremos el sentido de nuestra vida.
Carpe Diem