El directivo cartesiano. El método de Descartes

Es innegable que la filosofía está viviendo una época de auge. Será por la crisis económica, será porque hay más personas haciéndose preguntas, será por lo que será, pero es innegable que cada día hay más gente descubriendo la aplicación práctica que tienen los grandes postulados filosóficos.

Un buen ejemplo de ello lo encontramos en un amigo del blog, M.A., directivo de una gran empresa, que nos cuenta una experiencia personal de aplicación del sistema filosófico creado en el siglo XVII por René Descartes.

Sin dar demasiados detalles, explica que aplicó el llamado “método cartesiano” cuando asumió un reto profesional de gran envergadura. Nuestro protagonista fue fichado para reflotar una empresa en crisis del sector azulejero. Debía hacer de lo que se llama “médico de empresa”.

Nada más asumir el reto, puso en una cartulina del tamaño de una cuartilla, los cuatro pasos del método cartesiano, que él mismo sintetizó así:

1)      no aceptar nada a priori como bueno, excepto lo evidente,

2)      dividir cada reto o dificultad en partes más pequeñas,

3)      utilizar la lógica y la deducción para resolver cada parte, empezando por aquéllas más sencillas, subiendo poco a poco (como por grados) hasta las más difíciles,

4)      hacer continuos repasos y revisiones de lo actuado para evitar omisiones.

 Cada día que debía tomar una decisión, relata, echaba mano de la cartulina, que se encontraba en un lugar bien visible de su gran despacho.

Y así fue como, poco tiempo después, la empresa no solo superó la crisis, sino que actualmente se encuentra en disposición de liderar su sector.

La experiencia de este amigo del blog es maravillosa y nos encanta que nos la haya hecho llegar. Sin embargo no debería ser extraordinaria. Cada día, cada uno de nosotros nos encontramos con retos personales y profesionales, para los que la filosofía tiene respuesta. Se trata de descubrirlos, interpretarlos y hacer la oportuna aplicación práctica.