Esto no es simplemente un juego de palabras. Darse cuenta de la literalidad de esta frase es el antídoto perfecto frente a la mediocridad y la apatía. No estamos en un ensayo general, y esto no es un periodo de prueba. Estamos plenamente inmersos en la función principal, las luces están encendidas y toda esa maravillosa vorágine a la que llamamos vida sigue su curso inexorable. Cada minuto que pasa no regresará jamás. Es único, mágico e irrepetible.
Cuando se toma conciencia verdadera de este concepto es imposible no pasar a la acción de inmediato. Dejan de tener sentido los aplazamientos absurdos de las cosas verdaderamente importantes. Nuestros auténticos valores comienzan a servirnos de faro y guía, mientras comenzamos a poner en juego todo nuestro máximo potencial para avanzar hacia nuestros sueños.
La vida es una vez en la vida, pero esa vez es suficiente cuando se enfrenta con el deseo profundo de extraer el jugo a cada instante. Cuando se empieza a situar el amor como el centro de todos nuestros actos. Cuando no perdemos la maravillosa inocencia de los niños que se entusiasman hasta con las cosas más simples y sencillas. Cuando nuestro corazón rebosa de gratitud por el simple hecho de estar vivo.
Hoy he salido a dar un paseo y llovía. No había cogido paraguas, y lo que en otra ocasión me hubiese parecido un fastidio, hoy me ha parecido una experiencia maravillosa. Sentir las gotas de agua sobre mi cara, el aroma a fresco que despierta la lluvia, el ruido rítmico de las gotas estrellándose contra el suelo,… Una sinfonía para los sentidos, que habitualmente tenemos aletargados porque no vivimos, sino que simplemente existimos. Y esta situación de la lluvia ha traído a mi mente otras cientos de situaciones que experimentamos día a día en nuestras vidas y que con un simple cambio de actitud podríamos experimentar de una manera más plena y consciente. Vivir de verdad… el más maravilloso de los ejercicios. Tomemos conciencia de ello, y hagamos de cada día una pequeña obra maestra superando nuestros retos y dificultades y disfrutando plenamente de cada uno de los momentos mágicos que la vida nos presente.
La vida es una vez en la vida, pero esa vez es suficiente si vives.
¡Viva la vida!… pero la de verdad.