En alguna ocasión hemos hablado en el blog del valor de la AMISTAD.
Para ello, hemos recurrido a citas o a las reflexiones que se han hecho a lo largo de la historia del pensamiento. Hoy acude a nosotros una de ellas, la proveniente de uno de los grandes padres de la filosofía universal: Platón.
Platón estableció una interesante categorización de la amistad. Distinguió entre “amistad vulgar” y «comunidad de formación libre».
Según el Sabio, amistad vulgar que es aquella que emana de las pasiones, es decir, la que se da por afinidad, por mera coincidencia en gustos o aficiones. Éste tipo de amistad requiere bien poco para que concurra y, por tanto, es la más frecuente.
Por su parte, la “comunidad de una formación libre” es más virtuosa y compleja. Se da cuando entre dos o más personas se establece una especie de “vínculo de crecimiento conjunto”. Sus integrantes se unen para aprender unos de otros. Al recibir sabiduría constante, todos los pertenecientes a esa comunidad valoran al otro como amigo verdadero. Los lazos que se establecen entre ellos son fuertes y verdaderos pues depende de ellos su sabiduría su aprendizaje, y no el mero placer inmediato.
La cita literal, referida a su amigo y discípulo Dión, es ilustrativa:
“Dion no se había hecho mi amigo a través una amistad vulgar, sino a través de la comunidad de una formación libre. Es lo único en lo que debe confiar el dotado de inteligencia, y no en la afinidad de almas y cuerpos”
La reflexión personal a la que induce estas categorías de amistad es la siguiente: ¿de qué tipo son las amistades que tengo? Seguramente la mayoría serán amistades vulgares. Pero bastará con tener unas pocas «comunidades de formación libre» para que compensen a aquéllas.