Estás a un segundo de distancia de la felicidad

Para muchas personas, la felicidad es algo que tienen la sensación de que se les escapa constantemente entre sus dedos. Viven en un continuo afán con la sensación de perseguir un espejismo que se les antoja inalcanzable. “¿Cuándo conseguiré sentirme feliz?”… se preguntan constantemente. Creen que existe un destino al que llegarán y entonces empezará a sonar la música, caerá el confeti y todo se tornará de color de rosa. Pero la aventura de la vida no funciona de esa manera. Cuando entendemos la esencia de la felicidad, empezamos a comprender que no hace falta buscarla porque está al alcance de nuestra mano en todos y cada uno de los instantes de nuestra vida.
Seguro que recuerdas algún momento en tu vida en el que estabas tan absorto realizando una actividad que disfrutabas que el tiempo te pareció que se detenía.

Tal vez fue mientras abrazabas a la persona que amas inhalando el aroma de su piel y en ese instante sentiste el amor inundar cada célula de tu cuerpo.
O aquella ocasión en la que ayudaste a alguien desinteresadamente, y la sonrisa que te devolvió esa persona pareció quedar fijada en tu mente por días y días.
O tal vez algún momento de conexión absoluta con la naturaleza, estando en un bosque, un acantilado o contemplando un amanecer, mientras tomabas conciencia de ser parte de un todo maravillosamente orquestado y magnifico.
O aquel momento mágico en un concierto, en el que las notas musicales parecían tomar vida y hacían vibrar de emoción cada célula de tu cuerpo mientras tenías la sensación de que el tiempo se había detenido a tu alrededor.

Son momentos maravillosos en los que parece que paladeamos en toda su intensidad el tiempo. Tenemos la sensación de estar sintiendo algo eterno, hermoso, vibrante y mágico. Notamos que el tiempo se estira mientras experimentamos la más placentera de las emociones humanas: la felicidad.

Lo maravilloso es que estas sensaciones no tienen porque ser algo esporádico. Puedes hacer algo muy sencillo que llenará tu vida de momentos mágicos y especiales, y la buena noticia es que es algo que depende única y exclusivamente de ti.

Aunque no lo sepas posees una extraordinaria habilidad para ralentizar el presente y crear momentos mágicos. Tienes la capacidad de sentir intensamente las vivencias de tu vida utilizando una simple estrategia a la que yo llamo la “Ley de un segundo más”.

Imagina que a cualquiera de tus experiencias vitales decidieras añadirle un segundo extra para retener de verdad, vivir y experimentar en plenitud esa experiencia.

Cuando quieras relajarte, nota la maravillosa sensación del aire oxigenando tu cuerpo cada vez que inspiras… un segundo más.

Cuando contemples un amanecer, saborea en su total intensidad los colores, los matices, tu conexión con la naturaleza… un segundo más.

Cuando estés disfrutando un plato maravilloso, deja que los sabores de cada bocado inunden tu paladar y estira esa maravillosa sensación… un segundo más.

Cuando des un abrazo o un beso a alguien, hazlo a través de todas las células de tu cuerpo, estando presente y sintiendo de verdad tu aprecio y amor por esa persona… un segundo más.

Cuando notes que estás dispuesto a emitir una crítica cruel con el objetivo de dañar a alguien, piensa en las consecuencias de lo que vas a hacer… un segundo más.

Cuando sonrías a alguien date cuenta de que la sonrisa es el bálsamo más poderoso del universo, así que maten esa sonrisa en tu rostro… un segundo más.

Como ves, estás a un simple segundo de distancia de tu felicidad, porque es en esos segundos extra dónde se produce toda la diferencia y la magia. Es en esos segundos extras cuando el tiempo parece detenerse y estirarse y tienes la sensación de estar flotando en la más absoluta felicidad.

Y la tienes ahí, al alcance de tu mano… a tan solo un segundo de distancia.