Cuentan que una de las guerras más atroces jamás conocida, fue la llamada Titanomaquía o Batalla de los Titanes.  Duró diez años y enfrentó a las dos razas existentes anteriores a la existencia de la humanidad: los Olímpicos, habitantes del monte Olimpo, y los Titanes, del monte Otris.

Cuando obtuvieron la victoria, los olímpicos dividieron el botín entre ellos. Otorgaron el dominio cielo a Zeus, el del mar a Poseidón y el del inframundo a Hades.

Siendo dueño del cielo, Zeus decidió dar un castigo ejemplar a Atlas, caudillo de los derrotados Titanes. Y dado que, como consecuencia de la larga Guerra Titánica, el cielo casi se había derrumbado sobre la Tierra, condenó a Atlas a cargar sobre sus hombros los pilares que mantenían la Tierra separada del cielo. Así nació el mito que hoy día representa a Atlas cargando con una gran bola del mundo.

Esa imagen es la de una persona derrotada, que asume el castigo de su de su derrota para siempre, incapaz de liberarse de tamaña carga.

Hoy, el mito de Atlas nos sirve para ilustrar un mal que se da en nuestros días: la existencia de gente que carga con el estigma de un fracaso para toda su vida. Si nos paramos a pensar, en nuestro día a día nos encontramos con muchas personas que han sufrido un desengaño, una desdicha, un resultado no esperado, etc. y son incapaces de liberarse de esa pesambre para el resto de su vida. Son personas que, incluso, encuentran en esa carga un motivo o una excusa para justificarse.  Cargan con su pena, como si cargasen con el mundo entero. Son la imagen actualizada de Atlas. Son lo que se conoce como “atlante”.

Sin embargo, a diferencia de Atlas, nuestras derrotas no son una carga eterna. Nosotros no hemos recibido ninguna maldición de Zeus. Antes al contrario. Nuestros fracasos son nuestros mejores maestros. Solo depende de nosotros, liberarnos de esa carga y volver a librar la siguiente batalla. Convertir nuestra carga en arma, es la mejor demostración de que aquella derrota nos hizo más fuerte. Así estaremos en disposición de seguir luchando como buenos Titanes.

(*) Fotografía : ARG_Flickr (Flickr)

0 comentarios de “¿Eres un atlante?

  1. Josep Sanvisens dice:

    Llevar una carga del pasado y no soltarla, en cierto modo es como si quisiéramos rectificar este pasado, lo cual es absurdo. Lo lamentable es que esta carga del pasado probablemente nos condicionará en el presente mientras la sigamos sosteniendo.
    GRACIAS POR ESCRIBIR ORFEO.

    • Orfeo dice:

      De ahí la importancia de aceptar tu pasado. Todos tenemos un legado, que vendría conformado por la genética, la educación y las circunstancias que van aconteciendo en nuestra vida. Hacer una buena aceptación de ese legado es la clave para cambiar lo que no te gusta de él y evitar lo que tú comentas, que no nos condicione en el presente. Gracias por escribir, Josep.

Deja un comentario