Creo que muchas veces andamos demasiado “tensos” en la vida. En ese afán constante de buscar la generación de resultados, nos auto sometemos a una presión que en muchas ocasiones en muy difícil de soportar. Avanzamos en una búsqueda constante de propósito que de sentido a nuestra vida, y convertimos esa búsqueda en una ardua tarea con el convencimiento de que será algo complicado de lograr.
Uno de los principales problemas al que nos enfrentamos cuando entramos en esa dinámica de buscar nuestro propósito es la increíble cantidad de opciones que tenemos hoy en día a nuestra disposición. Son tantas las diferentes alternativas, que en muchas ocasiones llegamos a colapsarnos siendo presa de una parálisis del análisis. No somos capaces de llegar a una elección por no saber cual de todas será la mejor opción. Parece como si con cada opción que barajamos, otras muchas se abran ante nosotros complicando todavía más el proceso. La complejidad y la dispersión de opciones lo único que produce es desenfoque. Dificulta el avance al situarte en una posición de incertidumbre sobre cual será la mejor opción a elegir.
Pero hay un enfoque mucho mas sencillo para en lugar de “luchar” constantemente por encontrar tu propósito, permitir que tu propósito te encuentre a ti.
Y es una dinámica basada simplemente en vivir en armonía con quien realmente eres. En sintonía con tus verdaderos anhelos, valores, intereses y aspiraciones. Actuando en cada momento en sintonía con tu verdadera esencia. Desde ese enfoque te sentirás totalmente relajado, podrás tomar decisiones mucho más claras y acertadas, y además todo fluirá de una manera natural. Siendo fiel a tu esencia, estarás abriendo las compuertas y propiciando que se den las oportunidades necesarias para que tu verdadero propósito e intereses te encuentren.
Así pues, deja de “forzar” la búsqueda de tu propósito, y en su lugar, trata de vivir cada instante en sintonía con tu verdadera naturaleza. Exprésate y actúa como realmente eres, y notarás como todo comienza a alinearse de la manera adecuada. Es una forma sencilla de comenzar a atraer las situaciones, relaciones, recursos, etc…, necesarios para que tu verdadero propósito se manifieste. Esa es la verdadera “ley de la atracción”; atraes a tu vida todo aquello que está en sintonía con la persona en la que te conviertes.
Enfócate en hacer brillar tu verdadera esencia, y todo lo demás vendrá de manera natural.
De nuevo una excelente idea José Mª.
Pensar en «tengo que» continuamente, es estresante.
Pensar en «quiero con toda firmeza», puede ser muy perjudicial si está desequilibrado, si conseguir esto que quiero va en detrimento de mis relaciones familiares o mi salud, por ejemplo.
Vivir de acuerdo con nuestra naturaleza, hacer brillar nuestra esencia, es fluir, me recuerda a los niños cuando juegan, ponen pasión en representar su papel en el juego dando rienda suelta a su imaginación. Estoy totalmente de acuerdo en que entonces es cuando tu propósito te encuentra a ti, porque vibras en la misma frecuéncia que tu propósito.
¡GRACIAS JOSE Mª!
Esa es la gran clave Josep, Mi propia experiencia me ha demostrado que es en los momentos en los que actuamos de manera natural, en sintonía con nuestra verdadera naturaleza, cuando aflora lo mejor de nosotros. Los proyectos se desarrollan más efectivamente, las ideas fluyen más intensamente, se saborea más intensamente cada instante de la vida,… «Forzar» el avance no es una buena receta hacia la realización, aunque por descontado lo que no hay que hacer es caer presa de la comodidad mal entendida. Dar lo mejor de uno mismo en cada instante, disfrutando y saboreando cada metro del camino, retándote a ser más cada día,… ahí reside una receta infalible para la realización personal.
¡Muchas gracias por el comentario y un fuerte abrazo!!