En todo momento estás caminando, ¿Hacia adónde vas?

Siempre me ha resultado paradójico ver a muchas personas que parecen no dar importancia al hecho de desperdiciar incontables días en sus vidas. Tratan la vida como si fuese un ensayo general, y no se dan cuenta de que las luces están encendidas y se encuentran inmersos en la función principal. Cada segundo, cada minuto, cada hora de la vida que pasa no regresará jamás. Cada instante de la vida es un regalo excepcional y maravilloso. Sin ninguna duda, el mayor regalo que nos ha sido concedido: nuestro tiempo de vida.

Quizás si esas personas se diesen cuenta de que en todo instante cada uno de nosotros nos encontramos transitando un camino determinado, tomarían conciencia de si realmente se encuentran en el camino que les gustaría recorrer.

Por ello te invito a que hagas un ejercicio sincero de reflexión:

 ¿Qué camino estás transitando en la vida? ¿Hacia adónde estás caminando? ¿Es en esa dirección en la que quieres invertir lo único que realmente posees, tu tiempo de vida?

Preguntas importantes. Preguntas que habitualmente no nos formulamos. En muchas ocasiones por el simple temor de tener que enfrentarnos a una respuesta que no nos guste reconocer. Pero desde luego, más vale que nos las formulemos cuanto antes, para evitar hacerlo cuando ya sea demasiado tarde. Hellen Keller solía decir: «La vida o es una maravillosa aventura, o no es nada». Y así es, tu vida ha de ser tu aventura. Con sus momentos apasionantes y felices, y sus momentos de retos y dificultad. Pero en definitiva un espacio temporal en el que disfrutes poniendo en juego todo tu potencial y saboreando plenamente cada instante. Convirtiéndote en un creador de tantos momentos mágicos y especiales como te sea posible. ¿Por qué sabes, qué? La creación de esos momentos mágicos depende básicamente de ti, de tu actitud, de tu predisposición a crearlos. ¡Haz sonar tu verdadera música!

Toma conciencia de que en todo momento estás transitando por un camino. Y la elección de ese camino, más que de nadie, es tu responsabilidad. Acepta los mandos de tu vida. Reflexiona sobre todas las cosas que para ti son realmente importantes, y pregúntate si aparecen a lo largo de ese camino que transitas. Plantéate si la dirección es correcta, por que si no es así, tal vez te convenga tomar alguna de las bifurcaciones de ese camino para que tu recorrido esté en sintonía con aquello que aportaría un verdadero sentido y realización a tu vida.

Seguir los dictados de nuestro corazón no siempre es sencillo, pero es la única fórmula posible para vivir una vida de auténtica realización y plenitud.