Lo bien o mal que gestionamos nuestro tiempo en la vida viene determinado por las decisiones que tomamos cada día. Decisiones para decir si o no. Para empezar un proyecto ahora o para dejarlo para más tarde. Para interrumpir el trabajo y tomar un café o para continuar hasta completarlo. Para escribir nuestras ideas y cosas importantes o para dejarlo todo en nuestra cabeza. Para enfadarnos ante situaciones de estrés o para mantener la calma.
Cada persona toma decisiones sobre de que manera planifica su tiempo, con que herramienta lo hace, el papeleo que decide guardar, los libros que desea leer, la comida que come, las personas con las que se asocia, la clase de amigos que tiene. Toma decisiones sobre la manera en que pasa sus fines de semana, y cada momento de su tiempo libre.
Generalmente, son muchas las personas que constantemente justifican su falta de tiempo echándole la culpa a los demás. Al jefe por haberles dado demasiado trabajo. A los compañeros de trabajo por interrumpirle con tanta frecuencia. A los empleados porque no son lo suficientemente hábiles trabajando.
Si de verdad deseamos de una vez por todas tomar el control del tiempo en nuestras vidas, lo primero que hemos de hacer, es tomar conciencia de que somos nosotros mismos, en base a nuestras decisiones, quienes marcamos como lo usamos en cada instante de nuestra vida. El verdadero significado de la palabra responsabilidad es habilidad para responder. Debemos esforzarnos por responder adecuadamente a cada situación que se nos presenta tratando de tomar las decisiones más adecuadas.
Si tu objetivo es terminar un determinado informe hoy antes de las cinco de la tarde, tus decisiones han de respaldar ese compromiso. Si alguien llega solicitando quince minutos de tu tiempo, emplázale a reunirse contigo después de las cinco de la tarde. Sé consecuente con el objetivo que te has fijado y toma las decisiones en base a tu compromiso. Otras decisiones que puede que sean necesarias para lograr ese objetivo que te has propuesto pueden ser: conectar el contestador automático de tu teléfono para evitar llamadas inoportunas, cerrar la puerta de tu oficina dando aviso de que no te molesten, delegar otros trabajos menos importantes que no te permiten enfocarte totalmente en tu proyecto, evitar con tu disciplina interrumpir a medias tu trabajo, etc…
En resumen, si decides terminar un proyecto, y has hecho de eso tu objetivo más importante para este día, podrás hacerlo si haces que todas tus decisiones a lo largo del día apoyen ese compromiso. Pero con frecuencia, establecemos un objetivo para hacer algo, y simplemente perdemos el rumbo hacia ese objetivo tomando algunas decisiones incoherentes a lo largo del día que nos impiden realizarlo. Si lo has decidido, ¡hazlo!
La administración eficaz del tiempo es mucho más que simplemente utilizar una agenda y planificar unas tareas lo más eficientemente posible. Es fundamentalmente el proceso de tomar las decisiones adecuadas en cada momento. Aquellas que nos lleven a avanzar más firmemente hacia nuestros mayores objetivos. Pregúntate constantemente: ¿Cuál es el mejor uso de mi tiempo en este instante? Y a continuación, actúa en consecuencia.