En muchas ocasiones me he preguntado por qué razón en innumerables ocasiones prestamos en exceso atención a las críticas que recibimos. Sobre todo teniendo cuenta que a la mayoría de esos críticos lo único que les interesa es vernos hundidos y sin tomar acción para justificar de algún modo su propia mediocridad. Esas personas que tienen el «don» de criticar de manera permanente todo aquello que hacen los soñadores y realizadores, son lamentablemente los causantes de que muchos proyectos y sueños hayan quedado abandonados a lo largo del camino sin haber tenido siquiera la oportunidad de convertirse en realidad.
Y antes de continuar, me gustaría hacer una aclaración. Por descontado hay un tipo de crítica que me parece increíblemente sana y positiva. Es la crítica constructiva que suele llegar de personas realmente acreditadas para hacerla. Es decir, aquellas personas que de un modo u otro hayan recorrido y transitado el camino que tu pretendes recorrer con anterioridad. Esas personas, hablando desde la validación que supone su propia experiencia, si que pueden aportarte innumerables beneficios para mejorar e impulsar tu proyecto.
Pero como expreso en el título de este artículo, aquí me dirijo a esa gran mayoría de críticos cuyo único aval es la crítica gratuita, generalmente en sintonía con el propio tamaño de su mediocridad. Parece una ley universal: a mayor incapacidad del crítico, más feroces son sus críticas. Parece como si necesitase purgar toda la rabia contenida por no haber sido capaz de lograr nada realmente significativo en su propia vida, hundiendo los sueños de los demás. Hace mucho tiempo, cuando me encontraba con alguno de estos críticos de pacotilla solía verme afectado. Desde hace bastantes años, lo único que siento cuando me encuentro con alguno de ellos es pena. Y siento pena porque pienso que si esa persona dedicara simplemente la mitad de las energías que gasta en criticar poniéndose a trabajar con plena ilusión en sus sueños, su vida se transformaría. Soy consciente de que en cada uno de esos críticos mediocres hay una persona frustrada, que en algún momento decidió pasar a ser un simple espectador de la vida abandonando sus sueños y tratando de demoler los de los demás. Por eso, la única sensación que me producen esa clase de personas es lástima absoluta.
Jamás permitas que una crítica destructiva injustificada te robe tus sueños. Son demasiado importantes para arriesgarlos por un simple comentario sin ningún tipo de validación ni criterio, emitido por un mediocre profesional. Toma esa crítica como una motivación extra para demostrar al mundo de que pasta estás hecho. Y en el proceso, tal vez demuestres a alguno de esos críticos que el único combustible de los seres humanos son los sueños, y que se nos ha dado la capacidad de soñar porque a través de nuestro esfuerzo y tomando acción esos sueños pueden convertirse en realidad.
Y a los críticos mediocres les dejaría un mensaje de parte de los soñadores de este mundo, citando las palabras del gran Epícteto:
«La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos. La cosa más fácil criticar a los demás.»
A ver si empezáis a aplicaros el cuento…
Afortunadamente es fácil identificar las críticas bien intencionadas, tienen al menos tres ingredientes reconocibles, interés, máximo respeto para no ofender y ánimo de ayudar, basado todo en un aprecio sincero.
Con el resto estoy totalmente de acuerdo contigo José Ma. Si cometemos el error de darles importáncia, de empeñarnos en rebatirlas o ponemos pasión en defendernos, las alimentamos y les damos vida. Es caer en la trampa que el crítico nos ha tendido.
GRACIAS. UN ABRAZO
Magnífica aportación, Josep. Has definido perfectamente las características de las críticas constructivas. Y además ese tipo de críticas constructivas pueden ser un elemento muy importante para avanzar con mayor efectividad hacia nuestros objetivos. Hemos de estar agradecidos por ellas.
Pero en el otro extremo, el de las críticas destructivas, no hemos de malgastar ni un mínimo ápice de energía.
¡Muchas gracias por el comentario y un fuerte abrazo!