«No importan las críticas. Tampoco deberías prestar atención a aquéllos que siempre muestran las carencias de los demás, o que señalan algo que podrían haberlo hecho mejor.
Por contra, el saber reconocer la labor de los otros es una virtud que pertenece a los hombres que se encuentran en la arena, con los rostros manchados de polvo, sudor y sangre; a aquellos que perseveran con valentía; aquellos que yerran, que dan un traspié tras otro. No hay ninguna victoria sin tropiezo, esfuerzo sin error ni defecto.
Aquellos que realmente se empeñan en lograr su cometido; quienes conocen el entusiasmo, la devoción; aquellos que se entregan a una noble causa; serán quienes encuentren al final el triunfo.
Y en el peor de los casos, si fracasan, al menos caerán con la frente bien alta, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas que, frías y tímidas, no conocen ni victoria ni fracaso».
Theodore Roosevelt fue el vigésimo sexto Presidente de los Estados Unidos (1901-1909). Es recordado por su fuerte personalidad, sus logros, su personalidad y su liderazgo en la lucha contra la corrupción en un período de activismo social y reforma en EE.UU.
El pasaje arriba reproducido pertenece a «El Hombre en la Arena», que es el fragmento más conocido del discurso «La Ciudadanía en una República», que Roosevelt pronunció en la Universidad La Sorbona de París, en 1910.
En él, entre otras muchas perlas de sabiduría, se encierra ésta relativa a la necesidad de pasar a la acción, de actuar en cualquier ámbito de la vida, independientemente de las críticas de los demás.
Generalmente, las personas que mas critican y se quejan son las que menos pasan a la acción.
¡Que suerte tenemos de poder acceder al legado que nos han dejado las personas que causaron un gran impacto en la humanidad!
GRACIAS ORFEO
Así es Josep. Cuánta suerte tenemos de acceder a ese legado… y qué poco la aprovechamos.
Al respecto, me gustaría compartir una anécdota. Hace poco visitamos a un primer espada del mundo del arte gráfico de nuestro país y nos impactó a todo el grupo su impresionante biblioteca. La conclusión que sacamos en el grupo es que cualquiera, hasta un artista al que se le supone un «don», ha de leer, investigar, descubrir lo que otros grandes hombres hicieron antes que él.