Naces libre. Es cierto.

Sin embargo, ya desde ese momento puedes estar condicionado. Y no nos estamos refiriendo a la dependencia de tus padres para cubrir necesidades tan básicas como el alimento. No.

Desde el mismo día de tu nacimiento puede pesar sobre ti una pequeña losa que se conoce como determinismo. Entonces, en tus primeros años, fue la genética lo que determinó tus primeros actos. De niño diste muestras de que ibas a tener el carácter o ese rasgo de la personalidad que tenía tu padre o tu madre.

Después, conforme ibas creciendo, esa pesada carga aumentó con la educación. “Esto no se hace, esto no se dice, esto no se toca… cree esto” era lo que más escuchabas.

Y finalmente, cuando fuiste adulto, se unieron las circunstancias, es decir, lo que empezó a pasar en tu vida. Aquel fracaso profesional, aquella crisis familiar, ese desengaño sentimental, el problema de salud, la necesidad económica, etc. Todo te condicionó. Según tú.

Durante todo ese tiempo tuviste que luchar contra dos grandes enemigos. Uno conocido por ti, los instintos; y el otro, posiblemente desconocido, la ignorancia.

Los instintos más básicos, y por tanto más naturales, son los que te llevaron a reaccionar como reaccionaste en aquel momento. Por culpa de tus impulsos tomaste aquella decisión que luego resultó errónea. Por satisfacer tus apetitos más primarios descuidaste tu salud, tu familia, tu trabajo… te descuidaste a ti mismo.

Pero el peor enemigo fue la ignorancia. No saber que actuabas mal fue devastador. Errar y estar convencido de que se está en lo cierto fue una terrible paradoja.

La clave estuvo en que no sabías el porqué. Ignorabas porqué actuabas así, cuál era la razón por la que fallabas.

Entonces encontrabas fácil justificación: “Yo soy así”. Y si alguien te pedía más explicación decías convencido: “porque mi padre era así”, “porque me han educado así” y “porque las circunstancias me han llevado a esto”. Y te quedabas tan tranquilo.

Con ello, lo que en realidad decías era: “¡NO SOY LIBRE!

Efectivamente, pese a nacer libre, permitiste que todos esos condicionantes (genética, educación, circunstancias) cercenaran tu libertad. Y cuando te viste preso, te refugiaste en los instintos, en los apetitos.

Pero lo que probablemente no supieras es que la causa de tu pérdida de libertad fue la ignorancia, es decir, no tener a tu alcance toda la información para tomar la decisión correcta en cada momento. No habías adquirido las herramientas personales necesarias para enfrentarte a todos los retos que propone la vida.

Ahora sí lo sabes. Has descubierto que la mejor manera de liberarte de tus condicionantes es el conocimiento. Estar en permanente aprendizaje es lo único que te garantiza superar cada obstáculo. El continuo crecimiento personal te lleva a alcanzar la libertad individual.

Por eso la libertad no se tiene, sino que se obtiene.

2 comentarios de “Ser libre es liberarse. Cómo alcanzar la libertad individual

  1. Josep Sanvisens dice:

    Ciertamente la ignorancia es el peor de los males, para evitarla no se hace nada mientras se ignora que se tiene.
    Interiorizar la frase «solo se que no se nada» y estar abiertos a los cambios, a experimentar, a buscar, es la clave. Afortunadamente hoy tenemos el conocimiento a nuestro alcance mas que nunca. Por eso soy optimista, creo que la humanidad avanzará muy rápidamente hacia su mayor bien.
    En definitiva este es el enfoque de vuestra actividad en Máximo Potencial.
    ¡GRACIAS POR LO QUE HACEIS Y POR COMO LO HACEIS!

    • Orfeo dice:

      Totalmente de acuerdo, Josep. Ciertamente hoy día el saber, el conocimiento no goza de su mejor predicación. Por extensión, la ignorancia parece que tiene cierta acogida o dispensa. Al respecto yo distinguiría entre la ignorancia que podríamos llamar natural o inocente, de aquella otra que es buscada o que es fruto de la prepotencia. Esta última no debe tener perdón.

      Gracias por escribir.

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