Sólo hay dos secretos para conseguir efectividad a la hora de plantearse objetivos: pre-visualizar los mismos con intensidad para, así, reconocer con sinceridad si son los que realmente andamos buscando y, a continuación, compromiso con la acción. Hacer las cosas es el hecho diferencial. No importa el tiempo que te ocupen tanto como el llevarlas a cabo. Recuerdo aquella reflexión de José María Vicedo, a colación de este inicio de artículo, en la que afirmaba que “no importa tanto la velocidad con la que se avanza, sino el saber si la dirección es la correcta”.
Por tanto, os invito a que cuando estéis manejando lápiz y papel para establecer las metas que os vayáis marcando, no dejéis de tamizarlas bajo la lupa de ambas directrices: la motivación interior y la capacidad de compromiso. Si en sendos casos el objetivo saliese victorioso en el análisis, por así decir, será uno de los que merece la pena apuntar porque, con un tanto por ciento de probabilidad alto, se conseguirá. Y si esas metas son razonables porque se ha sido humilde y sincero, repito, el alcanzarlas redundará en la consecución de las siguientes, más armados de confianza. Y si son una cadena de logros que derivan en uno mayor, ese final ideal soñado llegará. Sin duda. Pues para aquellos que duden, deben apreciar que este tamiz que os propongo garantiza un camino dichoso y ello, per se, es un éxito vital de valor incalculable.
El otro punto fundamental es la cantidad de objetivos. Ahí sí que me permito avanzar que no será posible lograrlos todos; aunque nos volquemos en el intento múltiple, horas hay las que hay y en algún punto la cantidad interfiere en la posibilidad inevitablemente. Pero, ¿para qué está el primero de los filtros comentados, para qué esa reflexión de modo vívido que la imaginación pone a nuestro alcance? Pues para poder seleccionar los objetivos prioritarios en cada área y ponerlos en orden, de tal modo que nunca dejemos de atender lo importante en ningún área de la vida. Así de fácil y de rotundo. No querer entenderlo nos imposibilitará el avance por la dispersión, por la falta de foco. Es fundamental saber focalizar en los objetivos más relevantes en cada aspecto de la vida para sentir un grado de realización personal alto, que es de lo que se trata, de ser feliz.
En resumen, ese listado de propósitos debemos, para intentar que se convierta en posible y exista un nivel de eficacia óptimo en la consecución de metas, por un lado, que responda a deseos verdaderos y, en segundo lugar, estar medidos con respecto a nuestro propio compromiso con la acción. Si el sueño es tal, haremos todo lo necesario para conseguirlo, bien sea educar a nuestros hijos de una determinada manera, mejorar el estado físico o conseguir levantar un negocio. No todo es posible, pero sí todo aquello que se quiera con absoluta radicalidad; y ahí reside el termómetro de las metas efectivas.
Nos has dado las dos mejores claves: Visualizar y actuar.
Si todo se crea dos veces, primero en la mente y después en la realidad, sin una imagen mental clara, con enfoque, no podremos saber con seguridad que acción debemos tomar.
Lo que nos dices es todavia mejor, que creemos tres veces, primero en la mente, segundo en un papel con un lápiz, tercero mediante la acción.
GRACIAS JOSÉ MANUEL.