Los pensamientos están en el origen de los resultados que se obtienen en la vida. Así, con esta frase, podríamos sintetizar una fórmula casi matemática que, sin embargo, contiene tres factores más:
PENSAMIENTO --> ACTO --> CONDUCTA --> CARÁCTER -->RESULTADO
Explicada de forma inversa, podríamos decir que los resultados que obtenemos en todos los órdenes de la vida (personal, profesional, familiare, de pareja, etc) son consecuencia directa de nuestro carácter. Nos aman porque somos así y triunfamos por nuestra forma de ser. A su vez, el carácter no es más que el conjunto de actos que conforman nuestra conducta. Y en el origen de todo, el germen de todo lo demás, son nuestros pensamientos.
Los pensamientos, la mente humana en definitiva, se rige por leyes y no por circunstancias o factores aleatorios. Algunas (la mayoría en realidad) son leyes tan naturales como el propio ser humano.
Al respecto, el debate más encarnizado se da entre dos leyes que confusamente caen en contradicción al intentar gobernar los pensamientos: la Ley de la atracción y la Ley causa-efecto.
Muchas personas aplican erróneamente la Ley de la atracción a sus pensamientos. Creen que si desean algo con fuerza, si sueñan constantemente con conseguirlo, al final acabarán lográndolo. Llenan su boca de deseos y plegarias con la esperanza de que sean suficientes para conseguir lo que anhelan. No hacen nada más y así, claro, salvo gran casualidad, es difícil que las cosas ocurran. De nada sirve el deseo si no va acompañado de acción y la Ley de la atracción, sin acción, queda en estéril acto de mera voluntad.
Respecto a los pensamientos, más eficaz se muestra la Ley causa-efecto. Parte de entender que detrás de cada resultado hay una fuerza motriz, un acto que lo produjo. Esta ley no cree en la casualidad sino en la causalidad. Todo tiene un origen y, en lo que respecta a los resultados de los seres humanos, entiende que el germen último, lo que determina todo lo demás, son los pensamientos, el estado mental. Teniendo unos pensamientos de calidad y poderosos, se tendrán unos resultados cualitativamente poderosos. Teniendo pensamientos mediocres, se tendrán resultados por debajo de la mediocridad.
Al fin y al cabo, como dijo James Allen, la mente es como un jardín y de nosotros depende sembrarlo de rosas o de hierbajos.
Has comentado dos leyes de las que se habla mucho, pero no siempre se entienden.
En la ley de la atracción, naturalmente que interviene el pensamiento y el deseo ardiente, pero también deberíamos entender «atracción» como atraer mediante la acción y además perseverante.
En la ley de causa-efecto, solemos confundir la causa con el efecto. Creemos que circunstàncias externas, el jefe, mi entorno, mi gobierno, mi familia etc. son «CAUSA» de mi situación que no me gusta «EFECTO». En realidad mis pensamientos decisiones y acciones relacionados con esta situación que no megusta son «CAUSA» de que la situación sea como es «EFECTO» y no cambiará, mientras yo no cambie mis pensamientos, decisiones y acciones «CAUSA».
¡GRACIAS ORFEO!