«Y aquellos que fueron vistos bailando fueron tratados por locos por aquellos que no podían oír la música». -Nietzche

Cada vez soy más consciente de que ninguno de nosotros tenemos los argumentos suficientes para juzgar a ningún otro ser humano. Inmersos en nuestra dinámica diaria no nos damos cuenta de que las demás personas también viven inmersas en sus propias inquietudes, retos, ilusiones y pasiones. Y esa «ceguera» nos impide en muchas ocasiones descubrir todas las maravillas que podríamos encontrar en otros con solo fijarnos un poco más, con solo mirar desde nuestro corazón y no solo con nuestros ojos.

Hace unos días, resonó con fuerza en mi mente esta frase de Nietzche. Pasaba por una plaza, y en una de las esquinas, un hombre que permanecía sentado en un banco, dirigía su cara hacia el sol con los ojos cerrados y una enorme sonrisa. Cada persona que pasaba ineludiblemente se le quedaba mirando. Allí estaba aquella persona en un estado que parecía casi de éxtasis, en lo que seguro que para él era saborear y disfrutar del maravilloso sol de aquél día. Pero más que la cara de aquél hombre, lo que verdaderamente me llamó la atención eran las caras de quienes pasaban al observarlo. La gran mayoría eran caras de desaprobación y extrañeza. Parecían no soportar aquella visión tan simple de felicidad.

Vivimos en una sociedad que no parece soportar que alguien sea feliz. Cuando alguien demuestra abiertamente su felicidad es como si estuviese cometiendo un pecado. Parece que esté prohibido o sea malo mostrarse feliz. Y ya no digamos mostrarse completamente feliz. ¡Menuda paradoja! ¿Será posible que hayamos llegado ya a niveles de cinismo y mediocridad tan altos que nos alegremos cuando a los demás no les va bien en lugar de alegrarnos por su felicidad?… Me resulta una idea tremenda.

Y por eso vino inmediatamente a mi mente esta maravillosa frase de Nietzche… «Y aquellos que fueron vistos bailando fueron tratados por locos por aquellos que no podían oír la música».

La gran mayoría, inmersa en esa mentalidad negativa, no es capaz de escuchar la música. No son capaces de comprender que la felicidad es una simple decisión interior y que siempre está a nuestra disposición para ser usada en tanta cantidad como queramos. Sin límites de ningún tipo. Y a esos pocos que «escuchan» la música se les trata muchas veces de locos o ilusos.

Ojalá tú estés en el grupo de los que la oyen.

Yo ya digo alto y claro… ¡Está sonando música!

Un comentario de “Y aquellos que fueron vistos bailando…

  1. adan dice:

    Buenisimo articulo. Estoy totalmente de acuerdo con lo escrito y con tu opinion. En el fondo siento lastima de los que no estan oyendo esta maravillosa musica.

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