«La memoria es el poder de recoger rosas en invierno»
Ultimamente he pasado bastante tiempo dándole vueltas a una idea en relación a algo que he llamado «memoria selectiva». Los seres humanos tenemos la capacidad de utilizar nuestra memoria para recordar y recrear aquellos momentos que hemos almacenado en nuestra mente. Y esa capacidad puede ser una herramienta tremendamente poderosa para vivir una vida repleta de realización y felicidad, o por el contrario para sumirnos en la constante preocupación o miedo.
Hay personas que parecen vivir de manera constante en sus peores recuerdos. Dedican la mayor parte de su tiempo a volver a vivir en su mente aquellas experiencias negativas que más les han marcado. Y utilizando selectivamente su memoria para únicamente recrear momentos desagradables, no hacen más que abonar las condiciones para vivir una vida repleta de insatisfacción y tristeza.
Pero en el otro polo, existen personas que parecen olvidar rápidamente todo lo negativo que les sucede, y utilizan su memoria selectiva para recrear de nuevo de manera constante las mejores experiencias y vivencias de su vida. Se enfocan en «recoger rosas en invierno», utilizando esa increíble capacidad que tiene la mente humana de recrear vívidamente cualquier experiencia que deseemos.
Permíteme que te haga una pregunta. Imagina por un instante que has ido a ver una película que te ha parecido realmente pésima. ¿Volverías a verla tres, cuatro, diez, veinte veces más…? Por supuesto que no. Pero paradójicamente, hay millones de personas que cada día vuelven a ver en su mente una y otra vez las mismas películas negativas.
Tal vez, ha llegado el momento de comenzar a recoger rosas en invierno. Ha llegado el momento de utilizar esa memoria selectiva para crear una palanca de positivismo en tu vida. Para recordar todos los momentos de felicidad, plenitud, amor, satisfacción personal por el trabajo bien hecho,… Porque esas películas si tienen el poder de ayudarte a revolucionar cada día un poco más tu vida en positivo.
Tenemos la suerte de poder elegir.
Quizá un mal recuerdo no podremos evitar que aparezca, pero si que podemos hacer que no permanezca en nuestra mente si lo sustituimos inmediatamente.
GRACIAS JOSÉ Mª
Nuestra capacidad de rememorar acontecimientos, viviencias, sensaciones,… de nuestra vida, tienen una influencia tremenda en nuestro estado emocional. Personalmente, hace ya mucho tiempo que interioricé que no aporta nada positivo el recrear las experiencias negativas en nuestra mente. Una vez extraídas las lecciones que corresponda, hay que «mover ficha» lo más rápidamente posible. Y sin embargo, con los recuerdos positivos, sucede algo maravilloso: su simple recuerdo nos sitúa en un estado emocional de plenitud y felicidad. ¡Aprovechémoslo! Ahí tenemos una sencilla herramienta para poder «recoger rosas en invierno»…
¡¡Muchas gracias por el comentario, y un fuerte abrazo, Josep!!