Cuando las cosas no van como uno espera ni se espera que mejoren, suelen decirnos que intentemos hacerlas desde otro punto de vista, que quizás desde otro ángulo puedan salir mejor. Es totalmente cierto y válido casi siempre, pero me gustaría hablar en este artículo de algo más radical, de otro enfoque que no debemos nunca pasar por alto al reflexionar sobre nuestra situación y que tendría que ser como un último punto del día en nuestro pensar, similar al famoso “ruegos y preguntas” de todas las reuniones con seguimiento escrito del mundo.
Como ejemplo, encuentro una buena analogía en el deportivo juego del béisbol. Cuando el lanzador o el bateador intentan acertar, están dentro del punto que comentábamos como habitual: sin moverse del sitio, con mayor fuerza o menor, con mayor efecto a la bola o menor, más alta ésta o más baja, todas las soluciones pasan por opciones que nos les obligan a moverse del punto en el que se encuentran. Y, ¡ojo!, es algo que está muy, pero que muy bien, y, además, es muy difícil y tiene mucho mérito.
Pero cuando se consigue batear una bola, es el propio bateador el que suelta el bate y sale corriendo hacia la primera base, donde hay otro compañero que debe hacer lo mismo hacia la segunda, etc… Sólo cuando el golpe es buenísimo y el equipo contrario no puede devolver la pelota, el bateador dará una vuelta completa al circuito de bases y conseguirá el mayor de los premios para su equipo. Con esto quiero decir que al béisbol se gana con el movimiento de los jugadores de base en base mientras la pelota golpeada se encuentra fuera del control del equipo contrario.
Es a esta segunda situación, la de moverse de sitio, a la que me gustaría dedicarle una reflexión y poner sobre el tapete el paralelismo que existe en la vida con todo lo que acometemos. Probablemente, cuando no encontremos una manera de “golpear” un problema sin movernos del sitio, lo que debamos preguntarnos es si estamos en la base adecuada. Quizás el propio problema sea de ubicación, sea de base.
Antes de desechar algo porque te parezca que todos los puntos de vista no te encajan, prueba a cambiar de posición y descubrirás que todos los puntos de vista son nuevos, que has acabado con la cortedad de miras que impone el inmovilismo y que la solución se encontraba en algo más duro, pero definitivo. Al que le suceda algo en estas condiciones, me entenderá perfectamente.
Por tanto, dale duro a tus inconveniencias y te encontrarás corriendo de base en base hasta lograr tus objetivos, antes de que te des cuenta, pero no te encasilles nunca en un papel determinado que no dé para más y, como ya te he dicho, suelta el bate si hace falta, que esto de la vida no es béisbol, pero…¡muévete!, que eso sí que es casi siempre necesario al final de un proceso para poder seguir avanzando (y por otros caminos, que no pasa nada, si se enquistan los previos). Cambiar de base y cambiar el paradigma puede ser la solución en muchos casos que necesitamos.