Aristóteles sostuvo lo que hoy se llama ética de las virtudes. La clasificación de las virtudes.

Existen dos clases de virtudes: virtudes éticas o morales y virtudes dianoéticas o intelectuales.

 Ambas expresan la excelencia del hombre y su consecución produce la felicidad, ya que ésta es «la actividad del hombre conforme a la virtud».

Las virtudes morales son adquiridas a través de la costumbre o el hábito y consisten, fundamentalmente, en el dominio de la parte irracional del alma (sensitiva). Las virtudes éticas más importantes son: la fortaleza, la templanza, la justicia y la generosidad.

Las virtudes intelectuales perfeccionan al hombre en relación al conocimiento y la verdad y se adquieren mediante la instrucción. Las virtudes intelectuales o dianoéticas se corresponden con la parte racional del hombre, siendo, por ello, propias del intelecto o del pensamiento. Su origen no es innato, sino que deben ser aprendidas a través de la educación o la enseñanza. Las principales virtudes dianoéticas son la inteligencia (sabiduría) y la prudencia.

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