El estoicismo fue la última gran escuela de filosofía del mundo griego. Fue fundada por Zenón de Citio (Citio, Chipre 333 – 264 a. C.) en el siglo I a.C.

El término estoicismo proviene del lugar en el que Zenón comenzó a dar sus lecciones, la “Stóa poikilé”, que era el “Pórtico pintado” del Ágora de Atenas. Pronto atrajo a numerosos seguidores quienes, tras la muerte de Zenón, continuarían y expandirían su filosofía.

Los estoicos pretenden dar un sentido a la libertad individual. Ellos prefieren la libertad basada en la razón, que es la clave para combatir las pasiones. La razón ayuda a controlar los instintos, oponiendo una resistencia constante a los pensamientos dañinos.

La razón es el elemento superior, la característica determinante que distingue al ser humano del resto de animales. La mayoría de los animales sólo piensan en cosas básicas como encontrar alimento, cobijo, satisfacer su deseo sexual. Sin embargo los seres humanos no se limitan a sobrevivir sino que también PIENSAN y no se deben dejar llevar por los instintos. “Si comer y copular son las terapias del deseo, la introspección y la filosofía son las terapias de pensamiento”.

Zenón y sus seguidores citaban ejemplos extremos para ilustrar lo que querían decir. Si alguien me está torturando para que confiese algo que no es verdad, mi interés superior será padecer el tormento y callar. Puede que incluso yo elija antes morir que mentir. El propio Zenón murió conteniendo la respiración.

Sin llegar tan lejos, hoy día podemos encontrar muchos ejemplos de aplicación práctica de esta filosofía. Podemos pensar en cualquier situación cotidiana que nos genera indignación y cómo reaccionamos ante ella. Imaginemos, por ejemplo, que estamos en la cola del supermercado para comprar un litro de leche y vemos que el encargado regala un litro de leche a la persona que tenemos justo delante nuestro en la cola. Sin embargo cuando llega nuestro turno, el encargado nos cobra la leche. Ante esta situación podemos reaccionar de dos maneras: dejándonos llevar por el sentimiento de desagravio, con indignación, reprochando su conducta al encargado y marchándonos de la tienda sin comprar. O bien podemos reaccionar estoicamente, pensando racionalmente que de todas maneras nuestra intención era la de pagar por el litro de leche, que ese precio es justo y que el tendero no está obligado a regalarnos la leche.

La ética estoica es fundamentalmente práctica. Sus enseñanzas se centraban en dotar a las personas de recursos y herramientas para enfrentarse a sus conflictos y problemas. Zenón solía explicar que la vida es una escuela y los seres humanos hemos venido a ella a aprender: de ahí que compartiera una serie de directrices muy prácticas para que sus seguidores mejoraran su competencia en el arte de vivir. Por ejemplo, huir del peligroso victimismo oponiendo entereza y responsabilidad.

La ética de Zenón perduró y llegó a ser durante un tiempo la predominante en Roma con notables modificaciones, quedándose casi exclusivamente con una ética del esfuerzo y la disciplina.

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