Voy a realizar tres apuntes para evitar la procrastinación

A) Haz lo que tengas previsto hacer hoy a pesar de que no te lo pida el cuerpo o tengas la tentación de abandonarte a otras cosas de mayor placer. Márcate una ruta y síguela, por favor. Si eres capaz de detectar que te está pudiendo en ese momento la ganancia rápida, el evadirte del esfuerzo o el “síndrome del estudiante”, y que te estás autoengañando, creyendo que podrás resolver la tarea a última hora, en el suspiro final, ahorrarás una cantidad ingente de energía fruto del estrés que, no te equivoques, desde ese momento ya estarás padeciendo de manera inconsciente. En los tres casos. Ese desgaste te pasará factura. En cambio, si haces lo debido, conseguirás una sensación de agradable paz contigo mismo y de satisfacción productiva, a la par que ese premio que te quieras dar llegará, por supuesto. Pero después. Ese es el camino de la paz interior, mucho más reconfortante de transitar para ti y para los que tengas cerca.

B) Deja de lado las excusas del tipo autodestructivo: yo no valgo, no puedo conseguirlo, me falta tiempo,… Detrás de esa falsa modestia o falsa baja autoestima, está ganándote la batalla una ansiedad constante que has dejado que se instale en tu cerebro, un mal crónico que permites que suceda por no sé qué razón, pero que no es cierta y a la única verdad a la que conduce es al propio boicot personal. En este punto, debo decir que sé de qué hablo y que, bien mirado, esto de la procrastinación es un enemigo terrible, pero con pies de barro, pues la mera acción es capaz de destruirlo con pasmosa facilidad al estar dentro de ti y verse superado por tu actividad. Es más fácil de lo que crees. Busca el tuyo y decide apartarlo de tu vida. No aporta nada. Es como un combate constante que te hace verte en movimiento, luchando, pero para una guerra en la que no ganas nunca. Es una batalla ficticia de la que hay que salir.

C) Por último, deja de hacer sufrir a los que te ven dentro de esa pantomima que no dejas de dibujar para creértela. Los que te quieren de verdad, saben que te estás maltratando por dentro, que no te respetas ni los respetas. Si sabes que estás postergando tus obligaciones y compromisos de manera recurrente, es decir, te reconoces en este artículo y los dos apuntes previos no te han sido suficientes, valora mucho esta reflexión a modo de corolario: cuando procrastinas y olvidas lo importante, lo importante y los importantes pueden llegar a olvidarte a ti.

No permitamos eso nunca, ¿vale?, pues la vorágine del abandono es fatal. Optemos por nuestra mejor versión, por ofrecer al mundo nuestro máximo potencial y recoger un fruto preciado: felicidad.

Deja un comentario